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domingo, 5 de septiembre de 2010

Blankets

Hace unas semanas me pude leer un cómic del que no paraba de oir grandes cosas pero aún no había podido disfrutarlo (gracias B.). No es otro que Blankets, de Craig Thompson.


Tras estrenarse en la novela gráfica con "Adiós, Chunky Rice" (Top Shelf, 1999) y recibir grandes elogios por parte de la crítica (premio Harvey al autor revelación) y una enorme aceptación por los lectores, Thompson decide embarcarse en un ambicioso proyecto, relatar una vivencia personal propia a través de este formato.

Y es que Blankets (Astiberri, 2004), no es una de tantas novelas gráficas autobiográficas. Thompson ve las posibilidades del medio y escribe una gran novela de 600 páginas que se vendió sin salir en ninguna revista por "fascículos", si no como una novela propiamente dicha; muestra que el cómic se está haciendo (por fin) adulto. Rápidamente fue ensalzado por la crítica y grandes autores como Art Spiegelman (Maus) y ganó dos premios Eisner (los Óscar del cómic) y otros tres premios Harvey. Las ventas y ediciones se dispararon y en pocos años ya es un referente de la novela gráfica.

En la novela, Thompson nos cuenta su primer gran amor en su pequeño pueblo de nacimiento en lo profundo de Michigan. Con una línea narrativa peculiar, en la que la que las escenas dan saltos temporales como quien rememora desordenadamente su infancia. Una infancia y adolescencia marcadas por los duros inviernos de la zona, la pobreza de su familia, la educación hiperreligiosa por parte de sus padres, su incapacidad para encontrarse agusto en ningún ambiente hasta que se fue de su ciudad y el dibujo como única vía de escape a una época que no recuerda como feliz.

Pero en un campamento religioso conoce a Raina, una chica inteligente, guapa y con mucha seguridad en sí misma. Es ahí cuando Thompson se abre por completo y nos cuenta cómo fue ese primer gran amor, lleno de inocencia, descubrimientos y pérdida de contacto con la realidad en muchos momentos. El dibujo en blanco y negro derrocha expresividad, nos muestra claramente su punto de vista personal, sus recuerdos, su felicidad, sin intentar ser objetivo para nada. No cuesta nada ponerse en su piel y sentir esa devoción, casi mística, que siente por el simple hecho de contemplar a Raina.

El cómic habla también de su formación como persona, de su relación con la religión, y de cómo decide tomar un camino que considera el adecuado para su vida, dejando recuerdos en su mente y una manta (blanket) en su desván.

Muy recomendable novela gráfica que estoy seguro gustará a cualquiera que tenga un poco de sensibilidad, que hace reflexionar sobre tus propias vivencias y te permite sacar conclusiones. A mi me dejó una especie de vacío justo al final, pero para explicarlo tendría que contar la novela, y entonces no podríais disfrutarla como yo lo hice. Aun así me ha encantado y os la vuelvo a recomendar, que no os asuste su volumen, es dificil no leerla del tirón.



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1 comentario:

  1. De nada Rafa.

    Me alegro de que te haya gustado y la hayas disfrutado. Desde luego te hace reflexionar sobre las experiencias propias y esa “especie de vacío justo al final” que comentas, sí que lo deja, claro, pero tiene su sentido. Piénsalo.

    Bea

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