Entradas populares

domingo, 27 de noviembre de 2011

Desmemoriados sin Palmiro Capón

Según leía El Jueves de hace un mes (Nº 1795) mis sospechas iban creciendo, veía camisetas con espirales por todas partes y cabezas con el pelo rizado. La viñeta de Baldomero aparecía un tal "Palmero Copón" que decía que se retiraba; entonces pasé páginas rápidamente hasta encontrar las de Palmiro Capón y sus recuerdos, en la que, efectivamente, anunciaba su retirada tras diez años de evocaciones.



Ya es la cuarta despedida de un "clásico" de El Jueves en lo que va de año, y se suma a las del Profesor Cojonciano, Curro Córner y Mamen. Son noticias que, aunque comprensibles, no dejan de dejar un poso amargo. Estos personajes, para los asiduos a la revista, son parte de nuestra memoria, que influyen en nuestra visión de las cosas y en nuestro humor cotidiano. El caso de Palmiro Capón me entristece aún más ya que era una de las páginas que más me gustaban, una mirada a una infancia que, aunque me es ajena, conseguía que no me fuera nada extraña. Y eso es muy complicado.

Palmiro es una especie de alter-ego de Lalo Kubala (Eduardo Jiménez Pérez, Valencia 1964), un buen dibujante con memoria prodigiosa y capacidad para acercar su pasado a los demás. Cuenta su infancia como miembro de una familia numerosa de clase media en los 60-70 en Valencia, como si de un Cuéntame dibujado se tratara. En esta ocasión no sigue un guión lineal ya que en cada historieta Palmiro tiene una edad que va desde sus primeros recuerdos a la adolescencia tardía. Gran parte de los recuerdos son propios, o basados en la propia experiencia de Lalo Kubala, aunque me niego a aceptar que tal cantidad de historias increíbles le hayan sucedido a una sola persona. El autor nunca ha confirmado ni desmentido que todo lo que cuenta fuera real o ficticio, pero esa es parte de la gracia de la tira.


En sus evocaciones no se deja nada fuera, todo lo que rodea a cualquier infancia, ya sean los profesores, los compañeros de colegio, los juguetes, la religión, la relación con hermanos o mascota, las primeras fantasías sexuales o las aficiones. Bajo un dibujo sencillo en blanco y negro, Kubala retrata todo de una forma muy transparente, contando con gran naturalidad cualquier suceso por vergonzoso o humillante que pudiera haber sido. Esa era la culpable del éxito de la tira, saber contar con humor y sin juzgar las cosas que le sucedieron en la infancia, visto con la distancia que dan los años y entendiendo todo como un proceso natural. Además, al atreverse a contar fantasías y sueños, nos enseñaba a todos que muchas de esas ensoñaciones también las tuvimos nosotros (o las seguimos teniendo).


A esto le sumaba en verano montar un "cine al aire libre" y contarnos un resumen de las películas que marcaron su infancia, sin ánimo de crear corriente de opinión o criticarla técnicamente. Se limitaba a hacer un buen resumen y comentar el por qué recordaba esa película en particular.

Una gran pérdida la de este Palmiro Capón, al menos nos ha dejado grandes momentos en viñetas para que podamos releerlo y recordarlo juntos. Muchas gracias Lalo, por abrirnos una puerta a tu memoria, que no deja de ser de una infancia muy diferente a la que tuvimos todos, sea cual sea la época. Por cierto, ¡yo también quiero una camiseta con una espiral!

Otros enlaces:

2 comentarios:

  1. De casualiadad he terninado aquí y... ¡caramba! Muchísimas gracias.

    ResponderEliminar
  2. No, gracias a ti por tantos años de entretenimiento y sonrisas. Espero poder seguir leyéndote pronto. Invitado estás a pasarte por esta casa cuando quieras. Saludos.

    ResponderEliminar