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lunes, 26 de diciembre de 2011

¿Quieres Circo? Espectáculo navideño del Price

En el Price el tiempo se detiene.
Llega la Navidad, la hora mágica.
Cada minuto, una sorpresa.
Cada segundo, una sonrisa.
Un carrusel de circo; riesgo, humor, delicadeza.
Un reloj de carne y hueso,
preciso, cálido y cercano.
Vuelve la Navidad al Circo Price,
Vuelve a la inocencia, a la alegría de la infancia.
Un carrillón de estrellas y sueños.
Lo imposible vive en tu corazón.

(Leandre Ribera, director artístico del espectáculo)


Así, el paso de las hojas del calendario nos lleva al mismo Teatro Circo Price. Siguiendo los pasos del payaso excéntrico (Leandre Ribera), nos encontramos ante un gran reloj con su carrillón. Este reloj no es si no una puerta al mundo de magia y sorpresas, al espectáculo navideño del Price. Se ha convertido ya en un clásico dentro de la agenda invernal madrileña, fiel a su apuesta de aunar circo tradicional y calidad año tras año.

Los guardianes del reloj, el carrillón, son los payasos de la compañía La Tal. Dos autómatas encargados de abrir y cerrar la puerta de ese mundo mágico; pero que en ocasiones se olvidan de su cometido y se enzarzan en divertidas paleas con movimientos robotizados.


La compañía La Habana es la encargada de abrir la noche, y lo hace con fuerza. Un cuarteto de musculados cubanos (que sacaron más de un grito de exclamación entre el público femenino) que ejecuta un vibrante número de barra rusa con ritmos caribeños. El triple mortal hacia atrás es un gran cierre, sí señor. Otra gran actuación de la noche fue la de la Familia Olimecha, que desde Brasil nos trae, al son de la samba, un número de cama elástica con un sinfin de torres humanas y dobles mortales.

La española Graziella Galán (Miss Kai), de familia circense, presenta un Mundo al Revés, una entretenida rutina de malabares mientras está suspendida por los pies de la cúpula del Price. Original y bien ejecutada, quizá queda algo pobre una vez agotada la peculiaridad de estar cabeza abajo. El japonés Tempei Arakawa ejecutó una vistosa rutina de diábolo, sin complicarse demasiado, pero que al realizar sin fallos logra una fuerte ovación del público.

El gusto a puro circo tradicional vino de la mano de The Flying Nikolaeva (Rusia) y su número de trapecio volante, y del Dúo Guerrero (Portugal), funambulistas de cable alto. Ambos son buenos números por artistas con rodaje, que saben darle el punto de emoción a sus actuaciones, que es la sal del circo. Aunque tras las lentejuelas hay algún pero; uno por hacerse algo repetitivo y el segundo por dejarse cosas sin hacer (¿Qué fue de la bici?) y hacer una casposilla versión de El Zorro. Pese a todo, ambas fueron grandes actuaciones que dudo que defrauden.


Algunos representantes de la Troupe Acrobática Hebei nos trasladan a las tradiciones circenses chinas con dos potentes números, de los que levantan a la gente del asiento. Uno de mujeres contorsionistas y otro de acrobacias y equilibrios con tazas. Todo un alarde de técnica y coordinación grupal.

El encargado de dirigir el espectáculo es Leandre Ribera. Es él mismo el que hila en la pista cada número, con su estilo cautivador, que consigue la inmediata complicidad del público, sin ruidos ni artificios. La capacidad innata para interactuar con los espectadores y sacarnos una sonrisa. Sus entradas son, sin duda, lo mejor de la noche. Pura poesía y tablas.



Todo bajo la batuta de Germán Díaz Guerrero y su extraordinaria Orquesta del Price. Hasta el 15 de enero en el Teatro Circo Price. Entradas aquí.

Y encima tienen el buen gusto de dedicar el espectáculo a la gran Miss Mara.

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