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lunes, 24 de diciembre de 2012

El momento

Vale, ya está, el siguiente eres tú.

Se ha acabado la música y ya te has cruzado con los otros. No los has visto, pero has oído al público y con una palmadita les dices que "muy bien". Has calentado y estirado, llevas cuidando la respiración todo su número, repasando mentalmente la secuencia, estás maquillado y con las mazas en la mano. Oyes tu nombre, ese alias absurdo que un día te buscaste para crear tu alter-ego, el hábil. Es el momento, a oscuras resoplas tres veces y pasas entre las cortinas.

Te sudan las manos, bueno, tú camina firme y relaja la cara. Mira al fondo, muy bien, está todo negro.

Te parece intuir cabezas, pero no estás seguro de cuántas hay ni dónde están los conocidos, es la masa negra, a quien te debes hoy. Se siente la expectación. Te diriges al centro y con el gesto acordado cambia la luz y comienza la música, y tu cuerpo a moverse con ella. Los movimientos tantas veces repetidos, secuencias que ya salen solas sin pensar, pero aquí todo es distinto. Las manos tienen un ligero temblor, las mazas vuelan de distinta forma y la percepción temporal cambia. Notas las piernas torpes y la boca reseca. En ese momento te planteas por qué te metes en estos fregados. Ya no hay escapatoria, estás solo ahí arriba, tú, la música que elegiste y los malabares que te eligieron.

Vamos, vas bien, te estás adelantando algo a la música. Tienes que parar aquí un momento, vale, ahora, escucha el aplauso, eso ha gustado, recoge bien, medio giro y pausa. Venga, mírales, eso les gusta, les oyes disfrutar, sonríeles. Bien, ahora la salida con múltiples, tu favorita, después la pirueta. Mierda, la maza al suelo, tranquilo, ve a por ella sin agobiarte, mira y sonríe, reengánchate, que con la música no puedes repetir el truco. Está yendo bien, esta parte la dominas. Joder, este foco yo no lo puse ahí, nada, a joderse. ¿Me han acelerado la música? Estoy llegando justísimo. Ahora viene el gag, mira a la masa negra, ¿no hay risas?, nada, a seguir. Tranquilo, que toca el truco tonto, ¿has oído el "ooohh"? no falla, fácil y eficaz, todo el mundo encantado. Va, queda poco, no la cagues ahora, vale, justo al suelo, es la última vez que hago este truco, lo quito desde ya de la rutina. Tú sigue. Es el final, ciérralo bien que es importante, lúcete que lo tienes clavado, perfecto.

Vienen los aplausos y te embotan los oídos, ahora la sonrisa se escapa sola y te llena la boca. Te agachas a saludar devolviendo todo ese afecto que te llega. Se han encendido las luces pero tú miras sin ver. Te agachas otra vez, y te marchas corriendo. En bambalinas alguien te da una palmadita y susurra un tenso "muy bien", pero tú no lo oyes casi, te está pegando el subidón, la adrenalina y el sudor. Ha ido bien y lo has notado. Ha habido fallos, sí, pero ya los repasarás, nada garrafal. Te secas la cara y bebes a morro del grifo. Las piernas son las tuyas otra vez, las manos cogen las cosas con normalidad y puedes pensar con más claridad. Animas a los que se están preparando, y sales para buscar esa rendija desde la que seguir viendo el espectáculo tras la tramoya, que tu momento ha pasado y queda disfrutar.

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