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domingo, 21 de julio de 2013

Circa, sencilla, atrevida, australiana.

Circa no se entiende sin Yaron Lifschitz. Este australiano criado en Sudáfrica ingresó por vocación artística en Universidad de New South Wales para hacer arte dramático. Después se graduó en el prestigioso curso de dirección artística de la NIDA (Instutituo Nacional de Arte Dramático) en Sidney en 1991. Tras dirigir algunas compañías de teatro, llega en 1999 a lo que había sido una de las compañías pioneras del llamado “nuevo circo australiano”, Rock 'n' Roll Circus.



Esta compañía, creada en 1987 en Brisbane como un proyecto de arte callejero. Comenzó como una compañía que básicamente mostraba habilidades circenses, pero en 1990 se embarca en un proyecto llamado PSST! (Practise Safe Sex Today – Practica sexo seguro hoy). Dirigida por Theresa Collie y escrita por Hugh Watson, presentaba un espectáculo circense bajo el argumento de los problemas de sexualidad y las enfermedades de transmisión sexual. Otras obras realizadas por la compañía fueron Body Slam (1992) y The Dark (1995). Además esta compañía invertía tiempo y dinero en formar a otros artistas, que pronto pasaron a otras grandes compañías australianas que daban sus primeros pasos en aquella época: The Flying Fruit Fly Company y Circus Oz.

Yaron Lifschitz
 
Cuando Yaron llega, en 1999, se encuentra una compañía que, pese a los éxitos pasados, está de capa caída debido a la falta de fondos. Dirigió varias obras para la compañía, algunas de ellas premiadas localmente. En 2004 se da cuenta que el proyecto no avanza y que necesita un cambio completo. Comenzó por el nombre, ya que el viejo comenzaba a ser un lastre. Circa le pareció más sonoro y contemporáneo. Además fijó nuevos objetivos: hacer un nuevo tipo de circo y girar por todo el mundo; pretende conmover, no sólo entretener.

Ahí comienza su andadura Circa, como un modelo participativo y horizontal en el que tanto el director como el elenco de artistas son los creadores. Establecen su base en su Brisbane natal, en el Judith Weight Centre of Contemporary Arts, donde, además, tienen una pequeña escuela, fundada en 2002 cuando aún eran Rock 'n' Roll Circus.


Si en 2004 apenas consiguieron escasas giras locales, la compañía ha ido cogiendo un gran renombre y en 2012 han llegado a realizar más de 400 shows en 13 países distintos, recibiendo siempre un gran éxito de crítica y público. Actualmente tienen 4 shows en gira a la vez, donde participan 16 artistas, todos ellos australianos. Algunos de ellos, como Lewie West, premiados en el Festival Cirque de Demain de Paris por su número individual. La compañía reivindica, no sin cierta sorna, que han tenido que tener éxito en el extranjero para comenzar a ser reconocidos y premiados en su país, Australia. El primero de los espectáculos de la nueva compañía fue The Space Between, donde tres artistas juegan con las formas geométricas entre ellos. Otros shows creados han sido: 61 circus acts in 60 minutes, una trepidante carrera circense contra el reloj; Wunderkammer, la cámara de las maravillas del circo; How like an angel, una combinación de circo en lugares arquitectónicos inusuales; S, inspirado en las formas y evocaciones de dicha letra y Circa!, una combinación de otros tres shows.


Así, Circa ha pasado a ser reconocida como una pionera e impulsora de una nueva forma de hacer circo en Australia, más pasional, más artística, más atrevida. Han creado un sello propio muy reconocible. Y al público le está convenciendo.

Artículo publicado en el número 37 de la revista Zirkólika


 
Para saber más: 

miércoles, 10 de julio de 2013

Sobre talentos y medios

En los últimos años, con la atomización de las televisiones, han surgido una serie de programas que han resultado un éxito y se han reproducido por doquier: los talent-shows. Formados en la tradición estadounidense de los concursos de talentos, tan habituales y casi obligados en todo instituto que se precie, los programadores pusieron sus zarpas sobre ellos para moldearlos y hacerlos digeribles al espectador medio.

El resultado todos lo conocemos, cada poco tiempo aparece un nuevo concurso talent-show y vuelve a triunfar en la parrilla; sobre todo si le añadimos dosis de reality y un duro sistema de eliminaciones. En nuestro país han predominado los de canto, cualidad muy valorada por la mayoría, sin importar si esa persona es técnicamente o musicalmente buena, sólo se valora la voz. También hay de otros tipos, y todos han tenido su parcela de éxito en forma de share: Operación Triunfo, El número Uno, Factor X, La Voz, Fama, Tú Sí Que Vales o incluso el reciente Master Chef. Hubo precursores ilustres, como El Semáforo (trampolín del imposible Cañita Brava), cantera rancia de habilidades absurdas. Incluso llegó a haber uno específico de circo, llamado Circus, que no pasó de la primera edición.



Ahora bien, cuando veo estos programas siempre me surgen las mismas preguntas, pasando por alto que está claro que su fin es entretener y ganar audiencia: ¿Es talento eso que vemos? ¿Contribuye a un enriquecimiento del espectador? ¿Aprendemos viendo estos programas? ¿Por qué sólo triunfan cantantes que no saben solfeo? ¿Son expertos los miembros del jurado?.


Me voy a centrar en los programas donde se ven shows de varios tipos, no sólo de canción, por ser más próximo a la temática del blog. Me parece que estos programas aportan poco, o muy poco, más allá del entretenimiento y del ocasional premio en metálico al ganador. Es una especie de "cultura enlatada", de consumo rápido, que no deja ningún poso en el espectador. ¿Por qué? pues porque no se explica el trabajo que hay detrás de ese número, que no suele ser fruto sólo del talento, sino gente con grandes horas detrás.  El formato no está pensado para aumentar la sensibilidad del espectador, es una sucesión de números descontextualizados, sobre un escenario y con una iluminación que matan cualquier esencia de una obra. Lo que debería ser una experiencia visual se entrelaza constantemente con primeros planos del público gritando o del jurado con la boca abierta o cara de ajo, lo que toque. Es cultura enlatada, arte precocinado. Si no, mirad el vídeo de arriba donde, ante una potente y clásica rutina de Alfio Macaggi lo que se valora es el reto absurdo de después.

Da rabia ver gente muy preparada actuando en esas condiciones por darse a conocer o simplemente por la experiencia, sometidos a un jurado inexperto (la mayoría) y cruel o, en otros casos, un jurado popular comandados por el famosete de turno. Me queda la duda de si estos artistas sacan ese "empujón" a su carrera que comentan, se queda en una anécdota o, a veces, en un pequeño premio. Se premia la técnica y la vistosidad, aplaudiendo según marque el regidor. Así, termina el show y nada queda en el espectador; la consecución de números cortados por el mismo formato hace que pronto se olvide el previo. Pero la voracidad del público es insaciable, y al producir estos programas como churros, se requiere que el nivel se mantenga y más de una vez se ha podido ver a artistas profesionales contratados para las galas, haciendo de "concursantes" que pasan de ronda y nada más se sabe.



Está claro que la mayoría de las veces uno acude a un espectáculo por el mero hecho de ser entrenido, sin mayores aspiraciones; pero considero que las expresiones artísticas necesitan un marco adecuado, para que el que quiera llegar más allá pueda hacerlo.  Se agradecería en la parrilla un programa con espectáculos circenses como Le Plus Grand Cabaret Du Monde de la televisión francesa. Con un nivel increíble, variado, actual y con el trasfondo y seriedad que se merece. ¿Llegaremos a verlo? ¿Me he convertido en un cascarrabias que en verdad debería alegrarse porque en la tele se viera, al menos, una acrobacia o un malabar de cuando en cuando? ¿Se me habrá subido el crítico a la cabeza y ya espero que los espectáculos hagan algo más que entretener? Ahh, las cosas que tiene aficionarse a un pequeño gran mundo.

lunes, 8 de julio de 2013

Crónica del V encuentro de Malabares y Circo de Castalla, por Irene Soria

Irene vuelve a apadrinar un encuentro y yo encantado de que lo comparta con todos nosotros. Que ya haya pasado un tiempo hace que las cosas se vean con perspectiva y más serenidad, bueno para no caer en la "euforia postencuentro". Gracias Irene, una vez más, y a los demás ofreceros este espacio para lo que queráis. Os dejo con la crónica de este encuentro tan ilusionante.

Castalla es un pueblecito de la Sierra del Maigmó, Alicante, ubicado en la Foia de Castalla, una ancha hoya (valle) con un paisaje forestal mediterráneo digno de recorrerse y admirarse. Y allá es donde los días 10, 11 y 12 de mayo se celebró el V Encuentro de Malabares y Circo en Castalla, organizado por Art de Circ, la asociación de jóvenes cirqueros del pueblo.

El viernes llegamos prontito tras visitar a los amigos de Donyet Ardit y comer con ellos en Alicante ciudad. Nos inscribimos en la Casa de la Cultura de Castalla y pasamos la tarde lanzando objetos al aire y reencontrándonos con malabaristas queridos, prácticamente todos de la zona. Mientras mucha gente del pueblo se quedaba a participar en los talleres para niños y familias, comprar en los puestos y acercarse a la zona de la Gratiferia: una iniciativa curiosa consistente en poder llevarte los productos que quisieras y aportar los tuyos, si querías. Sin trueque ni dinero.

En un momento montaron al aire libre el escenario para la muestra-exhibición de artistas locales, presentada por Sandra y Tamara, y en la que pudimos ver el arte del clown Trifásico; el grupo Ahí Estem que hicieron percusión corporal, malabares y portes; Carriqui con clown, diábolo y cariocas; David “El Garci” con diábolo; Las Tres Hermanas y su danza tribal; Acrompicones y el número de malabares y acrobacia; y al clown “Manolo Piño”. A pesar de los fallitos de sonido y la inexperiencia es un placer siempre ver a las nuevas promesas en escena.

Después marchamos al pabellón polideportivo, lugar en el que acoplamos los sacos sobre colchonetas (cosa de agradecer a la organización), y en cuyos exteriores se puso a disposición de los participantes parafina a litros para la noche de fuego. Allá dormimos, aunque nos despertasen extremadamente temprano los gritos de una persona histriónica y sus amistades.



Aunque esto nos dio la oportunidad de desayunar y aprovechar la mañana del sábado antes de los talleres, “no hay mal que por bien no venga” dice el refrán: portes acrobáticos, diábolo, circo social y passing de mazas. Acto seguido vimos el espectáculo de calle de Acrompactados, un número de sala de portes y acrobacias adaptado a calle, cortito pero efectivo, aunque se notaba que no estaba hecho para calle realmente.

Tras una comida comunal a cargo de la organización, a la tarde hubo talleres infantiles y una charla de Rebelclown, una iniciativa de activismo a través de manifestaciones y protestas sociales con técnicas de clown. Algo realmente interesante que está aterrizando ahora en España, para no perder detalle. Poco después de las 18:00 daba comienzo la gala más tempranera de la historia de los encuentros, presentada por Igor Llorca acompañado por Trifásico a la tramoya, y en la que disfrutamos de artistas de la talla de Pedro de Cartagena a lo heavy metal con mazas y pelotas, Ivan Torres y sus bichacadas en verticales, Juan Carlos interviniendo una barra de pan al más puro estilo clown, Pablo “Koala” con la delicadeza de su número de diábolos, Lizama con las mazas y el monociclo jirafa y Fedito lanzando bolas al aire para honrar al Totem.

Que terminase prontito nos dio la oportunidad de cenar a gusto a una hora decente antes de ir de nuevo al pabellón a reírnos y participar en el Renegade, viendo a gente quitarse prendas, beber cerveza y, para los menores de edad (que en Art de Circ son mayoría) el premio eran chucherías y chocolatinas, una gran innovación que se agradece.



El domingo por la mañana, mientras la mayoría de la gente participaba en el pasacalles con las caras pintadas y amenizado por una batucada, un pequeño grupo de madrileños y cartageneros nos encaminamos al castillo, que vimos sólo por fuera, desde cuyas murallas pudimos seguir el camino del pasacalles y disfrutamos de las vistas de la foia.

Luego nos reunimos de nuevo para las olimpiadas, en las que hubo pruebas como equilibrio de maza en cabeza, carrera haciendo cascada de tres pelotas entre dos personas, resistencia de verticales, carrera de monociclos de lentitud, figura más original con muchas personas… Terminando con la clásica lanzada. Tras ello disfrutamos de unas paellas espectaculares a cargo de la organización, tomando fuerzas para la recta final, el campeonato de volley-maza, que ganó el equipo compuesto por Guillem y Fede, llevándose el premio de tres mazas artesanales de estilo medieval, una pasada.

Nos despedimos de los viejos amigos y nuevos conocidos con todo el dolor de nuestros corazones, ya que fue un encuentro muy familiar, con un trato tremendamente agradable y cercano por parte de la organización y los participantes.

Sin duda este es ya unos de los encuentros a los que no faltaremos ningún año, y que esperamos que siga creciendo y superando los pequeños fallitos fruto de la falta de experiencia, pero que no empañaron en ningún momento el buenísimo ambiente que respiramos a cada rato. 

 

Mi más sincera enhorabuena a la organización, ¡viva Art de Circ! ¡A seguir creciendo durante muchos años más!

Irene Soria

(Imágenes tomadas del evento de Facebook sobre el encuentro)

domingo, 7 de julio de 2013

El circo de la Cebada

Festival de Circo y Teatro de Calle en el Campo de la Cebada . 21 al 25 de junio de 2013.



El pasado 21 de junio dio comienzo un festival de circo de cinco días de duración en El Campo de la Cebada. La iniciativa, organizada por Herminio Campillo (DúoEsteOeste) y el humorista Pedro Herrero, ha resultado en un formato que, curiosamente no suele verse en Madrid: un festival de circo “a la gorra”. La entrada a todos los espectáculos ha sido gratuita y cada espectador pagaba al final de los mismos lo que creía conveniente. “Era una de las condiciones del Campo de la Cebada, todo tiene que ser gratuito, no puede cobrarse por entrar, aunque sí puede autofinanciarse pasando la gorra”, explica Herminio.

“En 2012 Pedro organizó una semana del humor en el Campo y, después de eso, me propuso organizar un cabaret de circo, fue un poco improvisado pero salió muy bien, actuó gente como Davel, Silver o el Teatro del Alambre, y la gente salió muy contenta. Después de eso hicimos más cabarets, pero yo hablaba con Pedro que lo que me apetecía era organizar un festival de una semana.” relata Herminio, recordando el germen de la idea. “Lo empecé a pensar antes de mayo, pero no contacté con la gente hasta muy poco antes por el clima (…), ha habido dudas hasta el final”

Malabreikers. Fotografía cedida por los organizadores

En ese espacio se programó un festival con dos o tres actuaciones diarias, por artistas tan diversos como Dos Perillas, Malabreikers, Laura Montaldo, Generato Spontanea, Máximo Óptimo o los Hermanos Infoncundibles, entre otros. La respuesta del público, pese a la poca antelación y la escasa publicidad ha sido un éxito. “Hemos terminado muy contentos. Mejor de lo que me imaginaba para haberlo montado con tan poco tiempo y tan pocos medios”, resume el organizador, que estima también la asistencia, “Pedro [Herrero] ha calculado unas 3000 personas en total. Sentadas en cada pase caben unas 300 personas, aunque era modificable en función de las sillas que se pusieran. Con Pepe Viyuela, por ejemplo, con él podría haber 550 fácilmente”. Y es que la actuación de un clásico como Pepe Viyuela cerró a lo grande el día fuerte del festival, el sábado 22.


Curiosamente, el festival no paró ahí y siguió hasta el martes, cerrado por la Tragalupe Troupe. “Al principio se planificó como una semana, pero nos parecía mucho y se quedó en cinco días. La verdad es que el último día ha flojeado más. Quizá otros años se podría hacer dos fines de semana consecutivos.”
Laura Montaldo. Fotografía: Rafael Dante (Cía Chimichurri)

El espacio también merece una mención. El Campo de la Cebada (elcampodelacebada.org) surge en 2010 tras una actividad allí realizada en una Noche en Blanco que funcionó muy bien. Los vecinos se unieron y solicitaron ayuda a AVECLA (Asociación de Vecinos del Centro-La Latina) y del FRAVM (Federación Regional de Asociaciones de Vecinos de Madrid), para ofrecer un proyecto al Ayuntamiento y solicitar el espacio. Así, la gestión del mismo está cedida a la Asamblea del Campo de la Cebada a través de estas asociaciones (se reúnen cada lunes a las 19:30 horas, abierta a cualquiera que quiera ir, participar y proponer cosas). Este espacio fue un centro deportivo municipal asociado al Mercado de la Cebada, que se demolió y está en espera de construir un nuevo complejo deportivo-comercial. Mientras la obra sigue parada, allí tienen lugar múltiples actividades de puertas abiertas, como talleres de reciclaje y construcción, huertos urbanos, festivales de canción de autor (Cantamañanas), actividades para niños, fitness (Barbarrio se llama), cursos de arquitectura, cines de verano e incluso se han realizado exhibiciones de lucha libre. Todo perfectamente organizado y con horarios fáciles de consultar en su web, donde, por cierto, también se incluye una interesantísima revisión histórica de ese espacio.

Esta primavera, se recaudó mediante crowdfunding, el dinero suficiente para construir una gran cúpula geodésica donde albergar actividades y espectáculos a resguardo del clima. Comenzará a construirse en otoño. “Se quiere hacer muy grande, para que quepa todo lo que allí se hace, y así tener una programación más fija”, explica Herminio. Y concluye: “Tengo ganas de hacer más cosas de estas, y este espacio es un lujo y un privilegio. Mi idea y sueño es que esto fuera un festival que funcionara solo. Que un día a la semana hubiera circo, y casi que se gestionara prácticamente solo, un espacio para actuar”.