Entradas populares

martes, 21 de octubre de 2014

El espectáculo más viejo del mundo. Entrevista a Don Manuel Feijoo, por Julio Penedo Iglesias

Pues con este cierro la serie de artículos sobre circo escritos por mi abuelo, Julio Penedo Iglesias, para la revista LARMA (Laboratorios R. Malo de Molina) en los años 50 y 60 del pasado siglo. En esta ocasión a uno de los principales empresarios del circo, patriarca entonces de una de las "grandes familias del circo español": Manuel Feijoo

Ha sido para mí un orgullo y me ha hecho muchísima ilusión recuperar estas viejas entrevistas, rescatarlas y compartirlas. Mi abuelo no fue especialmente aficionado al circo, no más de lo habitual que la población de la época, cuando el circo era "el mayor espectáculo del mundo" y sus artistas grandes estrellas internacionales. Mientras estuvo en vida nunca hablamos de circo, yo apenas estaba empezando con esto de lanzar objetos y no me había zambullido en este mundo. Suerte que él guardó todo lo que escribió y que siempre habló con cariño de las entrevistas a Miss Mara o Pinito del Oro. Bien por la gente meticulosa. Sirva esto como homenaje a una especie de humanista que colaboró 19 años con La Codorniz como "Jupe", escribió tres libros, pintó cientos de cuadros, leyó todo lo leíble y entretenía a su nieto toledano llevándoselo a conocer Madrid y haciéndole pequeños trucos de magia. 
Gracias Xullo.




EL ESPECTÁCULO MÁS VIEJO DEL MUNDO.
DON MANUEL FEIJOO HABLA PARA LARMA.
He aquí, de nuevo en nuestras páginas, el espectáculo más viejo del mundo: el circo. Todos los años en Madrid, coincidiendo con las fiestas de San Isidro, el Circo Americano abre su mágico cajón de sorpresas. Este año de 1959, el circo presenta el programa titulado “Lar maravillas del mundo”. Artistas húngaros, alemanes, franceses, ingleses, italianos, americanos, chinos, africanos y españoles constituyen la gran familia. Los célebres empresarios españoles de este colosal circo – el mejor de Europa-, señores Feijóo y Castilla fueron el año pasado galardonados con la Medalla del Trabajo, en atención al esfuerzo realizado a favor del circo patrio, elevándolo al primer plano internacional.
¿Cómo nació su vocación de empresario circense, señor Feijóo?
Mi padre, Secundino Feijóo, fue el fundador del Gran Circo Feijóo. Tenía caballos y toros amaestrados y yo, desde pequeño, les cogí una gran afición a los animales. Me hice veterinario y cuando terminé la carrera, en 1919, me establecí y estuve tres meses en Narón, un pueblecito cercano a El Ferrol. Mientras fuimos jóvenes, nuestro padre tuvo a sus hijos apartados del circo. Un año, durante las fiestas de San Fermín, se le murió a mi padre el representante, entonces me llamó y me dijo si quería sustituirle. Le dije que sí, pues estaba deseando que me lo pidiese.
¿Cuándo se fundó el Circo Americano?
Este circo se fundó hace catorce años [1945]. Se llama así por estar inspirado en el famoso circo Ringling, de los Estados Unidos, que a pesar de su gran envergadura se puede montar en veinticuatro horas, y en memoria del creado por mi padre con el mismo título, en el año 1925, en el frontón que había donde hoy está el teatro Madrid. Caben 3000 espectadores y entre artistas y empleados pasan de los 400.
¿Cuál ha sido el número más importante que ha pasado por el Circo Americano?
Han sido varios. El de Buffalo Bill tuvo mucha aceptación, por tratarse de un personaje ya legendario y popularizado por muchas novelas. Lo presentamos hace ocho años en un programa titulado “El Rodeo”.
-------------------------------------------------------------------------
El señor Feijóo nos comenta, uno por uno, todos los números del actual programa. Mientras tanto vemos en la pista al grupo exótico de Nigeria, perteneciente a la tribu del Príncipe Ahumah, que tragan y resisten el fuego y bailan con serpientes enroscadas al cuello, realizan una exhibición natural de sus ritos y danzas sagradas.

¿Cómo explica usted que estos negros resistan y puedan tragar el fuego?
No lo sé. Desde luego es un número auténtico, y le puedo asegurar que no hay truco. Deben de tener un tejido especial, sería curioso que los estudiasen desde el punto de vista médico. Creo, sin embargo, que antes de estar acostumbrados debe ser doloroso. No se trata de artistas de circo profesionales, los hemos contratado en Londres, donde actuaban para una revista, y los hemos traído para dar color al espectáculo.

¿Cuál es el número de más riesgo?
El de los trapecios volantes.

¿El accidente que más se repite?
El de las fieras.

¿Tiene actualmente algún domador herido?
No.

¿La especialidad circense más cara?
Por lo general los trapecistas.

¿La más económica?
Los olímpicos y los excéntricos son los más baratos.

¿Uno de los momentos más emocionantes de su vida profesional?
Fue el día que le concedieron la Medalla del Trabajo a mi padre.

¿El momento más trágico?
Lo peor que nos puede pasar es que nos pille una galerna. La lluvia no nos hace daño, pero el viento huracanado ya nos llevó varias lonas, afortunadamente fuera de horas de trabajo.

¿Ha trabajado usted alguna vez en la pista?
No. A mis sesenta y un años nunca he sentido ese deseo de actuar. A veces he hecho de jefe de pista, pero nada más.

¿Tienen ustedes médico de guardia?
Tenemos dos practicantes de guardia permanente. El doctor Jiménez Balgañón, que es nuestro médico, suele venir por las tardes. Mi yerno, que también está aquí, es médico. Cuando ocurre un accidente grave viene una ambulancia de la Cruz Roja.
Ya ha desfilado el circo. Nos vienen a la memoria ahora tres títulos de otros tantos libros inspirados en motivos circenses: “El romance del fantasma y doña Juanita” de Pelmán, “El Circo” de Gómez de la Serna, y “Doña Leopoldina y sus leones”, de Enrique Laborde. Son tres libros a través de los cuales se comprende aún más la humanidad que trascienden estos artistas ejemplares.
Hemos de felicitar, también desde estas páginas, a estos dos grandes empresarios, Feijóo y Castilla, que con su inteligencia, sentido humano e indudable esfuero logran, al cabo de los siglos, hacer nuevo, distinto y actual el espectáculo más viejo del mundo.


Entrevista publicada en el número 28 de la revista LARMA (24 de mayo de 1959)




Si queréis ver las otras tres entrevistas, sólo tenéis que hacer click en los siguientes enlaces: