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martes, 27 de enero de 2015

Ración de vídeos del mes. Enero 2015

Vaya vaya, ¿Así que esto es 2015? Pues creía que era más grande. Parece ser que lo del cambio de año es algo inventado por nosotros y que a la Tierra le da un poco igual desde dónde empecemos a contar. El caso es en enero sigue haciendo frío. Noticia esta que sigue llenando la mitad del informativo, haciendo que los pobres corresponsales salgan tiritando en el puerto cerrado de turno para confirmar, efectivamente, que hace frío en la nieve. En Ucrania también hace frío pero su guerra ya no es noticia. Incluso el "bombazo" informativo (con perdón) que fue la brutalidad de Charlie Hebdo ha quedado eclipsada pronto. Grecia es la que ahora lo parte, con la primera votación que se planta ante el "austericidio" que no ha hecho sino enriquecer a los pudientes. Que gane Syriza es malo, que fallezca el dictador dirigente de Arabia Saudí es un momento excelente para reforzar nuestros compromisos con tan democrático estado. Y así.

Al menos nos queda el circo, y su variedad de sabores.

Pasen, hay sitio al fondo

1) Matthew Tiffany. Desde Inglaterra viene un músico malabarista que decidió pasar de la música clásica y el moderneo malabarística a la improvisación musical y rescatar números clásicos de malabares. Todo determinación. Hace esos trucos que poca gente en Occidente practica ya, y lo hace transmitiendo buenas sensaciones siempre. Mr Tiff se divierte y se nota.

                       
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2) El manisero. Tromboneses. No he conseguido saber nada de este vídeo, ni de dónde sale, ni quiénes son los músicos ni nada. Sólo sé que me parece una delicia y que me reconforta, con eso debería sobrar. Para alegrarse el día poniéndolo en bucle.


3) Troupe Rodion. Cambiamos de tercio. Toca barra rusa, de altísimo nivel. Estilo clásico, del de trajes horteras y ademanes pomposos. También el de la exactitud en los movimientos, el de la facilidad pasmosa, el que se cae y se vuelve a levantar hasta lograrlo. Brutal.


4) Pixel. Adrien Mondot y Claire B. Nuevo giro de 180º. Una compañía que desarolla y combina de forma sorprendente la danza y las proyecciones audiovisuales. En forma de eMotion, que interacciona con los artistas a la vez. Una maravilla difícil de explicar, mejor disfrutarla. Coreografía de elementos, baile de imágenes. La mano de Adrien Mondot (elegante malabarista) parece llegar a estas cosas tan bellas y creativas.


5) Lars Andersen. Arquero. Este danés se está haciendo muy popular en las redes sociales gracias a su habilidad con el arco. La verdad es que este geek arquero es de lo más impresionante. Aunque no haya sido bendecido con el don de la elegancia al moverse, hay que reconocer que es muy eficaz. Tener mucho tiempo para preparar tantos disparos ayuda, claro.



6) Sammy Davis Jr. Va de armas la cosa. El mítico músico conocía bien el show business, y se lanzaba a hacer cosas tan vistosas como esta, cantando y todo. Otra joya en blanco y negro.

                       
Sammy Davis Jnr - Gunslinger - Full <-- font="" for="" go="" ios="" jtv="" playback="" please="" to="">

Las guindas:
Que aproveche

¡Salud y mucho circo!

jueves, 22 de enero de 2015

Tiza en las manos

Le encantaba ese momento.

Frotarse las manos con magnesio antes de una actuación. Lo hacía lentamente, de forma minuciosa, un pequeño ritual. Desde hacía diez años, lo ejecutaba de igual manera, quizá ahora aún más despacio. Primero se acercaba al recipiente y miraba con detalle. Escogía un pequeño fragmento no deshecho con la mano derecha, con él se pintaba las líneas de la mano izquierda y después cada dedo siguiendo su longitud. Gruesos dedos de portor, con las uñas desaparecidas y deformadas tras años mordiéndoselas. Se cambiaba de mano el fragmento y repetía la misma secuencia en la mano derecha. Ahí volvía a coger otro trozo con la derecha y así, uno en cada mano, cerraba los puños e intentaba romperlos con pequeños movimientos. Después juntaba las manos, grandes y fuertes, encorsetadas por dos muñequeras que protegían su conexión con los brazos. Ya entrelazadas, rompía los fragmentos mientras se repartía por toda la superficie de sus palmas, cayendo el polvo sobrante en el recipiente. Lo hacía pausado, cada mano restregándose contra su opuesta, hasta que el mineral quedaba bien repartido.

Eso le relajaba y le mantenía la cabeza despejada, así no pensaba en nada. En los auriculares las Gymnopèdies de Satie lo aislaban del trasiego a su alrededor. No pensaba en los movimientos que tenía que hacer a continuación, ni en los entrenamientos previos, ni en las horas de trabajo que habían soportado esas manos, ni en los dolores de sus articulaciones, ni en el nuevo compañero. Los ágiles con los que trabajaba cada vez eran más jóvenes, y mejor preparados, con el descaro y la sonrisa marcados en sus rostros. Para su suerte, los portores no abundaban, pocos querían hacer esa labor sufrida que sólo se nota si sale mal, pocos con su bajage.

El magnesio también le alejaba del futuro, no pensaba en él, así estaba bien. Se notaba más cansado y dolorido, pero delante no había nada definido. Amigos suyos daban clases, otros se habían reconvertido a directores, otros trabajaban lejos de la lona. Nada de eso le convencía, así estaba bien. La actuación seguía saliendo limpia, y el público que intuía tras los focos parecía disfrutarla. Así estaba bien.

Una vez leyó que ese magnesio que compraba en tiendas especializadas no era sino carbonato de magnesio, más conocido como tiza. La tiza con la que se escribía en las pizarras de todo el mundo. Ese día sonrió. Él, que nunca fue amigo de los pupitres y prefería dar saltos por ahí, escribía cada noche en tiza sus manos, como si de un castigo se tratara. Escribir cien veces las líneas de su mano, las que le llevaron al circo y por ahora no parecían cortarse. Escribir cien veces para que no apareciera el temido sudor, para que el agarre no fallara.

Dos palmadas fuertes y bajaba los brazos a los costados. La nube de polvo caía lentamente frente a él mientras se quitaba los auriculares. Sólo entonces una mano joven le golpeaba el hombro.

"Miguel, nos toca"


Quizá un día descubriera que en sus palmas había aparecido una nueva línea, de esas que acechaban ya su frente, que se atrevía a cortar las que recorría con magnesio. Quizá ese día, empezara a escribir con tiza su futuro; total, siempre se puede borrar después.

domingo, 18 de enero de 2015

Conociendo el Gran Circo Mundial

Reconozco que, pese a ver muchos espectáculos y vídeos de circo al año, me faltaba una cosa por hacer: ir a un circo tradicional. Parece mentira pero desde que era muy pequeño no había vuelto a ir a uno. Escribir sobre circo y no asistir a esta importante sección del circo me resultaba algo incoherente, como negar una parte de un mundo que aprecio demasiado. ¿Las razones? Quizá esa sensación de circo algo triste que se nos queda a los adultos en el recuerdo, a veces infundada.

Así, el pasado 9 de enero decidí ir al Gran Circo Mundial, en los últimos días de su espectáculo en Madrid (ahora prorrogado hasta febrero). Sin duda, uno de los circos más emblemáticos del país, dirigido por Jose María González Villa, y autodenominado como la mayor, la mejor y la más prestigiosa caravana circense de Europa. Es de agradecer que sea de los pocos circos tradicionales con una web actualizada y completa, señal de adaptación a nuevos medios. En Navidad presenta dos espectáculos simultáneos, en Madrid y en Valencia, aunque viendo el plantel de artistas, creo que se esfuerzan más en la capital del Turia.



El ambiente es algo muy característico de estos circos, en este caso con un público 99% familiar, con numerosísimos niños. El ruido es algo también muy llamativo, la orquesta ha sido sustituída por pistas de audio en un ordenador y la música que sale de los altavoces está a un volumen sorprendentemente alto, como el de las conversaciones del público en general. Pareciera casi que se incitara a la algarabía, donde los niños corren de un lado a otro, comen sin parar o saltan en sus asientos mientras comentan a gritos con sus padres las actuaciones. Para rematar, en el intermedio se venden espadas de luz para acrecentar la sensación de caos en la grada. Y por encima de todo eso la voz del presentador, solemne y omnipresente, antes, durante y después de cada actuación. Al menos nos indican los nombres de los artistas, cosa que no hacen otros circos más soleados.

Nada más entrar ya estaban los seis tigres en la jaula ejecutando sus ejercicios. Reconozco que los espectáculos de animales no me gustan demasiado, y mi opinión sobre su presencia en los circos ya la he comentado en este blog en varias ocasiones, por lo que no voy a repetirlo. También hubo una actuación con el elefante de la Familia Kludsky o los numerosos perros de Los Ernestos. Además el elefante tuvo que pasar el intermedio tumbado en la pista mientras la gente hacía cola y pagaba para fotografiarse con él. Pese a ello, reconozco que fueron de los números que más llamaron la atención en las gradas.

Duo Manducas


Del resto de actuaciones, Sergio Egea mostró una rutina muy clásica de malabares con balones de fútbol y estatuas humanas. Buen nivel técnico y pésima elección de música acompañante. El dúo Manducas presentaron una rutina de acrodúo con bastantes toques de humor, muy buena combinación. La surrealista entrada del dúo Stefanelli, con un ovni que se convertía en trapecio, eclipsó un poco una actuación con algunas figuras llamativas. Mejor fue la actuación de Anthony Wandruschka al trapecio fijo y posteriormente volante con un gag final muy medido para acrecentar la tensión ante el miedo de una caída fatal. Curioso el número del "Hombre Iguana" (de nombre imposible y sin aparición en la web), no se suele ver a un contorsionista masculino y menos con un traje tan horrible. Los Bodyflyers tienen un vistoso y trepidante número de trampolín y pared, a ritmo de música rock y estética de El Cuervo, con muchos saltos coordinados, triples mortales y sabiendo levantar al público.



Como protagonistas de todo circo tradicional estuvieron los payasos. El trío Pepín León hizo dos entradas algo simples, con instrumentos musicales y malabares, muy enfocado a la infancia. Carletto empezó también con rutinas demasiado vistas, pero bien ejecutadas, como la final de la película protagonizada por el público, que siempre funciona. Mejor estuvo, a mi parecer Tito Medina, más espontáneo y con material más fresco, como el del globo gigante y toda su parafernalia previa.

En conclusión, más de dos horas de entretenimiento. Es la impresión que da, todo pensado para entretener y vender, alejándose de lo artístico. Es muy eficaz con el público familiar y parece que lo seguirá siendo por unos cuantos años más. Yo personalmente eché de menos algún número realmente potente, pero parece que no vinieron a Madrid esta vez.

martes, 13 de enero de 2015

La naftalina que guarda los vídeos

A principios de octubre del pasado 2014 el mundo del circo asistió a un evento cibernético muy particular. Un perfil de Facebook de un personaje llamado Нафталин Нафталиныч (Naftalin Naftalinoff en alfabeto latino) comenzó a publicar un vídeo de circo al día. No son vídeos de circo normales, son joyas audiovisuales. Actuaciones de circo en vídeo, rescatadas con cariño de los archivos para ponerlas a disposición pública. Así, espontáneamente, sin avisar.



Naftalinoff ya existía desde 2012 como canal de Youtube, donde había ido subiendo estos vídeos poco a poco, sin patrón fijo. Son documentos maravillosos, imprescindibles para entender la historia del circo, un verdadero disfrute para los aficionados. Nos dan una idea del nivel extraordinario que han tenido en todas las décadas los artistas de circo, ayudándonos a entender mejor los números que vemos hoy en día.

Los vídeos son tremendamente variados, con un denominador común: son actos extraordinarios y tienen más de 20 o 30 años. Extraordinarios por el nivel mostrado en ellos, por la calidad de un truco concreto, por el personaje que los realiza o por lo imposible de lo mostrado. Existen famosos artistas como George Carl y su mítica rutina de sombrero, Aleksander Kiss y sus malabares de otra galaxia, o el payaso Popov. Otros son de compañías ya extintas pero con material impresionante, como Jorgen y Conny, The Rogge Sisters o The Herculeans. Difícil destacar vídeos, son más de 130 joyas y todas merecen mínimo un visionado.

Naftalinoff, además de bucear en los archivos y los viejos DVDs, se ha tomado la molestia de poner el nombre de los artistas, el lugar donde actuaban y la fecha. Muy de agradecer cuando de historia se trata. Por desgracia el proyecto se ha detenido a mediados de diciembre, aunque todo el material sigue disponible en Facebook y Youtube.


Entusiasmado con esta iniciativa, no pude resistirme a contactar con Naftalinoff. Resulta que es una persona muy accesible que se mostró encantada de saciar mi curiosidad. Bajo el pseudónimo se esconde un moscovita llamado Vlad que, sin haber practicado nunca circo, se aficionó a los vídeos gracias al canal del payaso Baks, otro entusiasta de las artes circenses. Ingeniero informático, encontró en los vídeos de circo el alivio que una situación personal necesitaba y se sumergió en este mundo. Poco a poco fue consiguiendo más vídeos, en forma de viejos shows americanos o de DVDs que iba coleccionando.

Así, un buen día de 2012 decidió ir colgando aquellos que, por un motivo u otro se habían quedado en su memoria, pensando que si a él le habían mejorado la vida, a otros también podrían hacérselo. Usó la "naftalina" como alias desde el que subir los vídeos, conservando como nadie el circo clásico. Lo mejor estaba por llegar, en octubre de 2014 inició un curioso experimento: ver qué pasaba si se creaba un perfil de Facebook y allí iba colgando un vídeo al día de su selecta colección. Pese a sus reticencias con esta red social, descubrió que funcionaba, pronto los seguidores se iban multiplicando y el feedback era extraordinario.



Elegía sus vídeos con mimo y esmero, seleccionando aquellos que le gustaban especialmente, o los que cumplían las características arriba mencionadas. Decidió desechar los vídeos de circo moderno por considerar que los clásicos contactaban mejor con el espectador, las secuencias suelen ser de una toma (sin ediciones ni muchos cambios de imagen), y no se presta tanto foco al físico o la sexualidad. Por esas razones se concentró sólo en actuaciones más viejas.

Pero tras más de 100 vídeos decidió que el experimento había acabado, no podía seguir posteando a ese ritmo asegurando la misma calidad. El tiempo es un elemento muy valioso y una colección de vídeos tan vasta requiere mucho tiempo para mantenerla y ampliarla. Además, confiesa que el interés inicial con el que se abrazó al circo parece estar mitigándose poco a poco. Aún así, ha decidido dejar todo su material disponible en Youtube, así como su perfil de Facebook, quedando una pequeña puerta abierta a actualizaciones ocasionales; para alivio de todos los aficionados al circo.


Durante unos meses, gracias a él, cada día se podía desayunar con una breve maravilla con la que enfocar el día de otra forma, sabiendo que lo extraordinario era posible, y así se es más feliz, sin duda. Así, desde este blog de amante del circo, y especialmente de los vídeos de circo, no puedo sino mostrarle mi agradecimiento público por este proyecto espontáneo y altruista que ha realizado.

Gracias, Vlad.