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viernes, 9 de abril de 2010

PSY, lo último de Les 7 Doigts de la Main


Un sillón y un diván, al fondo una estructura sobre la que se van proyectando distintas enfermedades mentales al tiempo que van saliendo los personajes que las padecen; el foco se detiene en un paciente con alucinaciones auditivas, todos los demás se han marchado, sólo quedan él, su psiquiatra, un trapecio y las voces de su cabeza.



De esta forma da comienzo PSY, la última obra de la joven -aunque prestigiosa- compañía canadiense Les 7 Doigts de la Main, estrenada el pasado día 6 de abril en el Teatro Circo Price. Una trepidante terapia donde son las patologías las que dan pie a las distintas actuaciones de los personajes-pacientes. Un viaje por las peculiaridades de la mente humana en sus distintas expresiones, siempre por el lado menos nocivo de éstas, volcadas en la expresión y creatividad.

Y es que en esta compañía, pese a que cada uno tiene su actuación principal, todos hacen de todo, malabares, acrobacia, danza, teatro... A eso se refieren los 7 dedos de la mano, a la individualidad dentro del conjunto.

Hipocondría, esquizofrenia, amnesia, insomnio, paranoia, trastorno obsesivo-compulsivo, manía, ira, alucinaciones auditivas y agorafobia forman el conjunto de enfermedades que padecen los personajes. Las terapias grupales e individuales son el hilo conductor de la obra, con rápidos cambios de escena y coreografías en las que mires donde mires pasan cosas increíbles. Son artistas completos al son de una música ágil que nos hace recorrer cada personaje y su relación con los demás.

Así pasamos a las individualidades entre las que destacar al joven malabarista Florent Lestage que en esta ocasión, padeciendo una terrible amnesia, ha adaptado perfectamente su grandísimo número de mazas y bastón para su personaje y su historia, un chico atormentado por los trozos de recuerdos que no puede recuperar completamente.


El adicto (¿a qué?) Julien Silliau nos deleita con un precioso número de rueda alemana, manejando con fluidez lo que pudiera parecer un pesado y tosco artilugio. A través de él lucha con su adicción, dando vueltas alrededor de ella para terminar enfrentándose directamente en esta peculiar terapia.

Como el Insomnio, padecido por Héloise Bourgeois, una chica que vive entre el sueño y la vigilia sin poder quedarse en ninguno por un tiempo. En sus viajes nocturnos le acompaña su pareja en la escena William Underwood, el paranoico, con el que ejecuta una increíble rutina de mástil chino con una suavidad asombrosa. Todo son movimientos fluídos, estéticos, sin esfuerzo aparente, para lograr una bella armonía entre ambos.


En definitiva, dos horas que se pasan volando entre emociones y asombros, recomendable a todas las personas que disfruten de un buen espectáculo, del tipo que sea, dudo mucho que nadie pueda salir defraudado. Sólo hasta el día 18 de abril. Os dejo el vídeo para que os hagáis una pequeña idea:


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