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viernes, 8 de octubre de 2010

Saltimbanco en Madrid

La multinacional del circo contemporáneo ha vuelto a Madrid, esta vez con su espectáculo Saltimbanco, del 5 al 10 de octubre en el Palacio de los Deportes. Quizá por haber visto muchos espectáculos circenses en los últimos años, o quizá porque este espectáculo parece transmitir menos que otros del Circo del Sol, no salí tan entusiasmado esta vez como yo esperaba. Puede ser, como me apuntó un amigo, que el que no sea en una carpa le quita energía al show.

Saltimbanco ofrece lo que se espera de la megaempresa canadiense: escenografía cuidadísima, vestuario exclusivo y vistoso, música en vivo ejecutada brillantemente, montaje grandioso, números de alta calidad y ese imaginario particular que hace que los espectadores retrocedan algo en el tiempo y revivan sensaciones de su infancia.



Me gustó del espectáculo que hay mucha interacción con el espectador, desde el principio una troupe de clowns revoluciona las gradas y luego durante el show se dirigen al público desde el escenario, lo que es de agradecer, te involucran en la historia.

El súmmum de esa interacción son las actuaciones del mimo-clown Jesko von den Steneinen, para mi lo mejor del espectáculo. Con un repertorio de sonidos inaudito y apoyado por la banda, Jesko nos dibuja en el escenario lo que él quiere, nos invita a jugar con él y vivir sus aventuras. Saca a "voluntarios" y sigue jugando con ellos, siempre haciéndoles partícipes del juego, con ternura, gracia y con muchos gags. Se notan las tablas a este artista y consigue la complicidad y la carcajada del público. Chapó.(vídeo aquí)

Otro de los espectáculos que a mi más me gustaron y que más aplausos despertó fue el de mástil chino. Un grupo de acróbatas (gusanos callejeros, según la página web) se dedican a subir por los mástiles de mil maneras con facilidad insultante y perfectamente coordinados. Eché de menos algún salto de mástil a mástil más, pero fue un muy buen número.

El malabarista ya no es Miguel Herrera, ahora es otro que hace el mismo número, exacto, o al menos casi idéntico. Muy espectacular, sin fallos y llegando a 8 bolas de rebote perfectas.

Otro numerazo fue el de las trapecistas. Muy coordinadas, con mucha fuerza y energía, supieron jugar con el riesgo haciendo soltar gritos de exclamación al público con algunas sueltas y enganches, tanto en parado como balanceándose. Y es que es eso un poco la esencia del circo, el más dificil todavía, superar los límites de lo posible y el riesgo.

El resto de números también tuvieron una altísima calidad, como el del columpio ruso lanzando a acróbatas hacia una torre de dos o tres alturas; o el mano a mano entre dos hombres que resultó un derroche de fuerza asombroso (aunque menos que el de antaño); y el dúo de tambores y boleadoras, número con muchísimo ritmo y coordinación.

El resultado fue una larga ovación y el público rendido y muy feliz con lo que acababa de presenciar. Yo también, aunque tengo que puntualizar los porqués de mi falta de entusiasmo a la salida pese a haberme gustado el show:

Yo sólo conocía Saltimbanco de aquellos DVDs que salieron hace tiempo. Mi primera decepción como espectador fue ver que los números siguen siendo los mismos pero ejecutados por distintas personas. Me dió una sensación de despersonalización un poco rara, algo de pérdida de magia de ver un número que ha creado alguien, pero no, son ejecutores de un número de otro, y no me termina de gustar.

Otra cosa que no me gustó nada es que pese a que las entradas cuestan entre 30 y 70 €, no dan ni un mísero folleto informativo. Existe un libreto, encuadernado, con bellas fotografías e información con lenguaje retórico, pero hay que pagar por él. El caso es que me ha resultado muy dificil conocer los nombres de los artistas, ya que ni en la página web oficial aparecen sus nombres. Todo esto abunda en mi sensación de estar viendo algo un poco prefabricado, de despersonalización y de falta de respeto por los artistas que actúan y los trabajadores de Saltimbanco. Espero que los próximos no me dejen esta sensación y me entusiasmen como antes.

Otras Críticas del espectáculo:

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