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martes, 5 de abril de 2011

De vuelta a Occidente, de vuelta al Circo.

Ya está, por fin rescato el blog. Desde que lo puse en marcha no había pasado tanto tiempo sin escribir ni había habido un mes entero sin entradas, y se me ha hecho muy raro. A mi vuelta de Ecuador me he tenido que ocupar de distintos asuntos profesionales que me han ocupado bastante, pero el blog lo tenía en la cabeza y seguía apuntando mentalmente cosas de las que hablar, de eso no falta.


Lo primero que quería deciros es que Ecuador es un país increible donde puedes estar perfectamente un año visitando cosas distintas. Tiene una naturaleza desbordada y, para lo pequeño del país, zonas completamente distintas en pocos kilómetros. Tiene zona de costa, con calor y mucha agua; zona de sierra, con volcanes de 5000m, frío, quichuas y paisajes asombrosos; la Amazonía, a la que por desgracia no pude visitar; y las Galápagos, que tampoco pude conocer. El resumen es, por tanto, que me he quedado con ganas de conocer más zonas del país (es lo que tiene no ir de turismo) y que os lo recomiendo encarecidamente. Pero como esto es un blog enfocado al circo principalmente, me toca hablaros un poco de la situación allá.

En Quito se ve mucho malabarista, pero todos de semáforo, con mayor o menor nivel pero con el estilo chileno (o quizá es mejor decir sudamericano) que tanto gusta. Mucha maza, mucha combinación de swing y tijeras y mucho combo de cuerpo. Eché en falta gente haciendo malabares por hobbie, no como modo de vida, pero bueno. En Quito también coincidí con un par de chicos que estaban montando una pequeña convención y me comentaron que allí no hay ninguna escuela circense y que ellos estaban empezando una modesta en una ciudad cercana. Todo está en pañales por allí, pero parece que cada vez hay más gente implicada y con ganas de cambiar cosas, eso es bueno.

En el parque de Itchimbía, desde el que hay unas espectaculares vistas de todo Quito, había una pequeña carpa de circo que dentro no tenía más que un trapecio y unas telas aéreas y hacía un calor sofocante. Por lo visto se estaba utilizando para chicos de una escuela cercana, pero de forma muy modesta, aquí os dejo las fotos, como véis falta mucho por hacer aún, aunque ilusiona oir de estos proyectos por allá.


Fuera de Quito era excepcional ver malabaristas, salvo que fueras a Montañita y demás ciudades para "gringos", donde trabajaban haciendo shows nocturnos. De hecho en muchos de los sitios no turísticos los niños no estaban muy acostumbrados a ver malabares, y me llegué a encontrar con que no les interesaban lo más mínimo, lo cual choca bastante. En otros sitios sí, ya hubo la respuesta esperada para un público infantil, menos mal, ya empezaba a pensar que estaba haciendo algo mal.

Nada más volver a Madrid, me he dado cuenta que con el buen tiempo también vienen los espectáculos circenses. Os dejo un resumen de lo que viene en Madrid y alrededores, y la próxima entrada será sobre el EUCIMA 2011, el encuentro universitario de circo de Madrid, que este año se hace mayor y yo estoy implicado en su organización:



Como despedida, os dejo una foto mía en la impresionante laguna de Quilotoa, en el cráter de un volcán a más de 4000m sobre el nivel del mar. Fue de lo que más me gustó de Ecuador.

¡Saludos! ¡Estoy de vuelta!

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