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miércoles, 15 de mayo de 2013

Lo que fue el EUCIMA 2013

Terminó el V EUCIMA (Encuentro Universitario de Circo de Madrid). La nube de objetos, sostenidos durante un momento eterno en la "foto oficial" de los encuentros, con la carpa y un cielo nublado de fondo. El cansancio no impide tirar bien alto los malabares, mezcla de satisfacción y tristeza. Se acaba lo que tantas ganas tenías que llegara, lo que tanto has preparado. Al final se pasa volando, con la impresión de durar el encuentro tanto como se mantiene la maza en el aire. Miras alrededor y ves sonrisas, buena señal, parece que lo hemos vuelto a conseguir.



Era el viernes 26 de abril, el cielo encapotado nos confirmaba que la lluvia también se había preinscrito al encuentro, y sin pagar, la jodía. Advertidos estábamos, así que la infraestructura estaba preparada para evitar los grandes charcos de otros años, que para eso sirve la experiencia. Las tres y muchas cosas aún por hacer, está claro que por mucho que se planifique siempre las cosas pendientes se multiplican en el último momento. Primeros inscritos que acuden para disfrutar de todo lo prometido en esa batería de "merchandising" y "spam" que montamos todos los organizadores las semanas previas. Gente que comienza a montar las tiendas y a sacar los primeros malabares al aire. La Almudena va ganando color y ritmo.

Los más precoces al pabellón que nos cede la Universidad Complutense, allí les esperaba un espacio muy bien organizado: cinco secciones de aéreos (dos telas, trapecio, cuerda y cinta), zona acolchada para acrobacias y para el resto sitio de sobra para hacer corrillos, practicar o atender a talleres espontáneos o premeditados.


El Pabellón en ebullición. Foto: César Soriano.


Los de morado, mientras, a seguir puliendo cosas, que los que encuentros que uno monta no los disfruta demasiado; o sí, pero de otra forma. Llega la comida y la bebida para la barra y llega todo el equipo que nos presta la Asociación de Tres Cantos (Circo Diverso), imprescindible aportación. A montar luz y sonido por la carpa, que este año vuelve a haber generador que aguante toda esa potencia, aunque éste nos dé un buen susto cuando decide apagarse media hora antes del Open Stage.

El Open comienza puntual, sorprendentemente. Yaguete Filete y Mariano, los presentadores, llegan y ponen orden. Somos afortunados y contamos con un cartel de lujo: Mauro como espontáneo a las mazas, la Cía Caminante (Raquel Iniesta) y su atrevido número de danza, Torino que también arriesga y presenta un número de magia con aros chinos, y a Laura Olmedo al trapecio fijo. Este año teníamos el honor de que algunos de los que actuaban eran alumnos del Aula de Circo Chaminade, que cada vez tiene más volumen y nivel. Jesús y Clara con un bonito dúo de cariocas a ritmo de tango y María y Pablo otro dúo, esta vez de telas aéreas. Cerró el gran número de sombreros de Davel, que me sigue encantando.

Y casi sin descanso, una intensa sesión de reggae de la mano de la Asociación Organic Roots que envolvía perfectamente el ambiente que sólo da una carpa. Así se pasan las horas y te obligas a irte a dormir, que sabes que mañana queda trabajo, y del gordo. Algunos se acostarán empapados por tener que sanear todo lo que había anegado el agua, pero hay manos suficientes, se soluciona pronto y el desastre no llega a mayores.

Noche de fuego. Foto: César Soriano

El sábado amanece entre charcos. La carpa se despereza y prepara las actividades para la mañana familiar, el sitio ideal para captar nuevos adeptos al circo. El pabellón comparte, en perfecta armonía, actividades y talleres con un campeonato de kárate. Y algunos tenemos que irnos a la Escuela de Caminos a preparar la Gala. El día transcurre entre actividades, risas, agobios y grandes talleres por ilustres y anónimos.

EsteOeste. Foto: César Soriano

Sin darnos cuenta eran las 19:30 y se abrían las puertas del salón de actos. Se presagiaba un lleno absoluto que se confirmó: más de 500 personas reunidas para presenciar la Gala. Es conducida con el humor innato y disparatado que posee el dúo EsteOeste, fue una Gala de 2 horas de esas que se pasan rápido, salpicada de risas y de asombro. Abre Iván G. Torre, el miembro del Aula de Circo Chaminade que más está progresando, por ahora sin techo. Exhibición de verticales para dejar al público entregado. Bruno nos muestra las secuencias confusas e imposibles que se pueden realizar al manipular las mazas, dentro de un silencio exigido y abrumador. Rompe después Sandra, Susisan, que derrocha simpatía mientras ejecuta figuras increibles con los hula hoops. Jaime Figueroa, más bien su alter ego Fetuchini, consiguió llenar todo el auditorio de carcajadas mágicas, perfecto para llegar al descanso.

Iván G. Torre. Foto: César Soriano



Mambo Star en el passing de 10 mazas. Foto: César Soriano


Tras el intermedio donde algún niño encantador gana monociclos, se monta un concurso de mambo, pero sólo hay una pareja que se haya presentado, Mambo Star se hacen llamar y cierran su actuación llena de ritmo y patrones con un passing de 10 mazas. Desde el sur llega la Cía Tresperté, un trío de cuatro personas que, con cuidada escenografía, representan amores y enredos entre portes, torres y vuelos. Se acerca el final y es el turno de Pranay Werner, alemán, que presenta su número de diábolos que tanto ha girado con El Manicomio de los Horrores. Es un número potente y sincronizado, para todo tipo de público (malabarista o no), de los que te acaba levantando sin darte cuenta. Para el final queda Stefan Sing, un nombre que por sí solo dice mucho en el mundo malabar, que quiso aprovechar el EUCIMA para presentar su nuevo número de bolas. Sin música, con más humor, con su estilo marca de la casa y con esa presencia que tienen los grandes. Gran cierre para una gran gala que hizo salir con sonrisas a todos los presentes.

Stefan Sing. Foto: César Soriano



La batucada guiaba entre el frío el camino hacia la carpa, toca calentarse con fuego en los malabares. Comer algo entre el colapso de la barra y preparar un renagade con grandes momentos, pero que quizá merecía ser matado antes que agonizar. Y a seguir la fiesta, que ahora los deberes que quedan son menores.

El domingo es de descanso, pero a los malabaristas les da por competir. Las olimpiadas donde se pierde con sonrisa. Premios cedidos por la tienda de malabares patrocinadora que abren el apetito para la rica comida popular al abrigo de la carpa, cogiendo las fuerzas que quedan para la lanzada, el inmejorable final.

Las Olimpiadas. Foto: César Soriano.


Pero en verdad un encuentro no acaba ahí. Queda recoger todo, despedir a amigos, prometer nuevas ediciones, limpiar lo ensuciado, desmontar una carpa, hacerse fotos en grupo y planificar las últimas reuniones, malditas ellas.

Meses de reuniones viéndonos las caras en esa sala pequeña que nos cede el Colegio Mayor Chaminade. Gente en el suelo por lo numeroso del grupo, las caras nuevas preguntándose dónde se han metido, las caras viejas intentando ceder un testigo que no quieren soltar. Compartir ideas, opiniones y discrepancias y seguir formando grupo por el proyecto. Esta vez, las reuniones que quedan son más placenteras: la pequeña sala cambia por un pequeño bar llenito de raciones, que de pronto se transforma en una misteriosa Aula 3, donde la reunión se traviste de renegade y las horas forman una nube turbia que pasa fugaz, entre risas y anécdotas. 230 inscritos al encuentro completo y otras 70 que nos visitaron en algún momento bien se merecen este esfuerzo y estas reuniones (las placenteras y las serias). Y que el año que viene sean muchos más.
Los de morado
 
Gracias a todos los que os pasásteis, gracias a los que echásteis una mano, gracias a los que lo disfrutaron, gracias a los que actuaron. Gracias, muchas gracias, de parte de la organización (los de morado).


Por el EUCIMA 2014, 

¡Salud y mucho circo!

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