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viernes, 30 de octubre de 2015

El silbato y el tiempo

Ocurre que un día, de la forma más inesperada, entre los cientos de actuaciones que has visto, una te marca. Fue en la EJC de Irlanda de 2014, ese día anunciaba el programa que habría una actuación de un tal Darragh McLoughlin, dentro del día irlandés. Con la rutina de un gran encuentro, vas a ver todo espectáculo programado casi por inercia, a ver qué ves. Y llega un artista y lo rompe todo.




Con el recuerdo de aquella actuación que tanto me marcó y tan fija se me quedó en la memoria, me entero que Darragh McLoughlin va a actuar en Madrid. Forma parte de un ciclo de teatro llamado "The best of BE", lo mejor del festival BE de Birmingham, que han tenido a bien en traerlos a Madrid.

Así, recordando las ganas de volver a ver este espectáculo, he acudido al Teatro de la Abadía y me he sentado en mi butaca. Y he vuelto a disfrutar como un enano.

This is a whistle  
When I blow my whistle, 
you have to close your eyes

When you hear it again,
you may open them 


Es una premisa sencilla, como las de las ideas geniales. Suena el silbato y cierras los ojos. Suena otra vez y los abres. En ese lapso en el que estás con los ojos cerrados, en escena suceden cosas, la línea temporal del espectáculo gira, salta y se entrecruza. Es como el espacio que hay entre las viñetas de un cómic, como los anuncios en una serie, la elipsis llevada al máximo. La clave está en que al volver a abrir los ojos, nada es lo que debería ser, el tiempo ha dado un salto hacia delante, o hacia atrás, o ha sufrido un dejà vu, o se ha roto del todo y ante nosotros aparece algo inesperado.

La simple construcción de una hilera con bolas de malabares, se ve interrumpida varias veces por el silbato. El espectador asiste fascinado al camino que va siguiendo esa hilera, y las situaciones absurdas que se llegan a vivir. Darragh juega a eso, a lo inesperado, a manejar el tiempo de forma imprevisible, siempre sacando una carcajada por el descubrimiento al abrir los ojos.



¿Cómo es una rutina de malabares en la que un silbato te obliga a cerrar los ojos en determinadas partes? Pues fascinante. Ese hueco de oscuridad hace al espectador partícipe de su propio espectáculo, uniendo mentalmente en ese intervalo las imágenes que sí se le permiten ver. ¿Y si hago trampas y no obedezco al silbato? Darragh también ha pensado en eso y depara algunas sorpresas.

Como malabarista además nos ofrece unas imágenes muy cuidadas. Desde cosas sutiles formando estructuras temporales con bolas, a trucazos bien manejados. Es la formación que arrastra este irlandés tras su paso por Berlín y por ACAPA (Holanda), su investigación posterior como Squarehead Productions. El resultado mereció se partícipe del Circus Next en 2013-2014, que financia proyectos artísticos diversos.


En definitiva, una de esas obras diferentes, que consiguen sorprender a cada minuto y cuyas posibilidades no parecen acabarse. Bien por ese espacio en negro que lo llena todo entre escenas.

Para saber más:

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