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martes, 12 de enero de 2021

Entrevista a Selyna Bogino

Selyna Bogino (Galliate, Italia, 1990) acaba de finalizar sus actuaciones en el espectáculo de Navidad del Teatro Circo Price de Madrid. Ha sacado un hueco para una entrevista que por diversas circunstancias se tiene que hacer en videollamada. Selyna se muestra alegre y sonriente en todo momento; también reflexiva, dice las cosas con la misma seguridad que muestra en el escenario, ese espacio para el que parece haber nacido y que seguramente su linaje ayuda a que se sienta tan a gusto.

Y es que, aunque suene a tópico, por las venas de Selyna corre sangre cirquera. Es hija de Consuelo Reyes (“la mejor antipodista del mundo”, afirma ella) y de Paolo Bogino, un acróbata de bicicleta y artista cómico. A su vez es nieta de Tito Reyes, uno de los mejores verticalistas españoles de todos los tiempos. Ella representa una especie casi en extinción en estos tiempos de boom cirquero: la artista de familia circense, acostumbrada a mil viajes desde niña y a aprender directamente en casa, sin pasar por escuelas ni talleres.

Tras una infancia centrada en el entrenamiento y desarrollar un número propio, Selyna lleva más de 10 años actuando en los principales circos y teatros de Europa, y siendo premiada en festivales como el Festival Internacional del Circo Nikulin, de Moscú . Con esa trayectoria, este año 2020 se le ha hecho especialmente duro, ya que ha estado de febrero a diciembre sin poder actuar, algo inaudito para alguien como ella, acostumbrada a un continuo viajar. 

Selyna actuando en el Price. Foto: Gaby Merz


¿Cómo fueron tus inicios? ¿Elegiste libremente hacer antipodismo?
Yo empecé a los 6 años, primero mi padre me instruyó en las bases del circo: equilibrios, verticales, acrobacias, etc. Pero pronto elegí el antipodismo y por muchos años solo hice eso. Lo elegí libremente: “yo quiero hacer antipodismo como mamá”, decía de niña. Aunque si hubiera sabido entonces que mi madre era la mejor antipodista del mundo igual me lo hubiera pensado (risas). 

¿Cómo fue tu aprendizaje? ¿Es cierto lo que dice tu madre de sí misma, que no es buena profesora?
(risas) Sí, es cierto. Su estilo de ser profesora no iba bien con mi carácter de niña. Yo era muy contestona y ella se había criado con mi abuelo, que hablaba mucho y al que no se podía contestar. A los dos días dejó de entrenarme, “con ella no puedo, voy a ser su madre y no su profesora”, dijo. Entonces me enseñó mi padre desde el principio.

También mi abuelo me ha enseñado cosas. Él me enseñó los equilibrios. Yo empecé a hacer verticales a los 6 años pero, aunque tenía muy buena postura, nunca conseguía quedarme quieta sin apoyo. Mi padre se enfadaba pensando que era algo personal y lo hacía aposta. A los 17 años estaba harta y se lo dije a mi abuelo. En un mes aprendí la vertical sin apoyo, murió ese mismo año, es lo que me ha dejado a nivel técnico. También me ha dejado todo el amor por el circo, del que era un completo enamorado. 

Selyna, a los 12 años, ensayando en la sala Tigerpalas Varieté (Alemania)

Selyna, en sus primeros contactos con el antipodismo


¿Y te han enseñado algo sobre cómo estar en escena?
No, creo que es natural en mí. Nunca pensé que iba a estar tan a gusto actuando. Yo era muy seria antes de actuar, no sonreía, pero en mi primera actuación me salió una sonrisa natural.

¿Has sentido presión por ser hija de Consuelo Reyes?
No. Tuve suerte porque mi madre siempre me estuvo apoyando. Me dijo de no hacer caso a las comparaciones, que la gente que las hace solo buscan disgustarte. Ella ya lo había vivido en su familia, porque mi tío (Rodolfo Reyes) hacía el mismo número que mi abuelo (Tito Reyes). Siempre me dijo: “tú haz lo que quieras. Si hay algún truco que quieras hacer hazlo por ti, no para compararte con otro artista , ni siquiera por el público. Haz lo que te dé la gana”.

¿Has llegado a trabajar con ella?
Sí, mi primer trabajo fue con ella, en 2005, en Alemania, en un teatro muy pequeño muy bonito, el Varieté Pegasus. Era un poco raro porque yo hacía mi rutina y luego salía ella y hacía la suya, aunque mi estilo era diferente, más moderno, era básicamente la misma rutina. Después explicaban al público que éramos madre e hija y ya todo el mundo aplaudía y lo entendía. 



¿Qué es lo que más te gusta del antipodismo? ¿Y lo que menos?
Lo que más, los balones, es con lo que empecé y lo que mejor se me da. Lo que menos, el rulo grande, es pesado y me da miedo, aunque no sea complicado. Nunca he probado objetos grandes, una vez probé una pandereta de mi madre y solo de ponérmela en los pies no me gustó.

¿Has intentado hacer toda la rutina de tu madre? ¿En qué os diferenciáis?
A mí se me dan mejor los balones, hago todos los trucos que ella hace y algunos más. Es normal, porque yo empecé con los balones directamente. En cambio ella ha practicado con muchos objetos diferentes y tiene trucos que yo no quiero ni intentar. Por ejemplo, ella tiene una rutina con 4 rulos que no voy a hacer nunca, solo por la cantidad de horas que requiere de entrenamiento y el poco resultado que tiene para el público. 




¿Por qué crees que el antipodismo es una disciplina mayoritariamente de mujeres?
Como tantas cosas en el circo, por tradición. Como solo se ven mujeres practicándola, se piensa que para mujeres; pasa lo mismo con los hula hoops. Pensando con una mentalidad antigua y que yo no comparto, tiene una cosa femenina, estética. Antes podían pensar: tenemos una chica guapa, que haga antipodismo. Un hombre que hace antipodismo tiene que hacer algo más, no solo vamos a mirarle las piernas (risas).

¿Tienes objetivos marcados en tu rutina?
Sí, tengo una rutina con dos rulos que quiero meter en mi número, pero aún no sé bien dónde encajarla porque mi número ya es muy largo. Por otro lado me gustaría experimentar un poco en el antipodismo, mezclarlo con otras disciplinas como la danza, o con otros artistas. Creo que con el antipodismo se ha experimentado poco y puede ser interesante.

¿Qué otras disciplinas practicas o te gustaría practicar?
Tengo un número de hula hoop desde 2010. Al principio lo hice porque vi que a muchos artistas les pedían un segundo número y pensé que sería fácil de aprender y tener una rutina. Algo sencillo, un poco de coreografía, un traje bonito, presencia y ya. Pero al poco de practicar empecé a ver vídeos y otros números y ahora al final tengo una rutina que tengo que practicar a menudo para que me salga en escena (risas). La verdad es que el hula ha evolucionado mucho y hay artistas haciendo cosas increíbles. Yo estoy contenta con lo que hago, aunque no sea top. 




De otras disciplinas, siempre me ha gustado mucho el alambre. De hecho me hubiera gustado practicarla desde más pequeña para poder dominarla. Quizá hubiera sido mi número, me gusta mucho. Las verticales también me gustan mucho, pero no como para hacer una rutina, llevo 10 años intentando sacarme la vertical a una mano y todavía no lo he conseguido (risas).

En tu canal de Youtube tienes algunos vídeos históricos, ¿te interesa la historia del circo?
Los subí porque he tenido discusiones fuertes con algunos colegas sobre números que se habían hecho. Sobre todo con colegas de países de la antigua URSS. Ellos apenas conocían cosas de fuera y nosotros apenas conocemos cosas suyas. Yo conocía esos números por mi familia y decidí subirlos para mostrarlos.

¿Cómo ves el circo actualmente?
En el circo actual echo de menos que no está tan centrado en la técnica, a pesar de que adoro las coreografías y el baile. Lo veo todo muy parecido. Ahora con saber un poco de una disciplina parece que ya puedes trabajar. Antes un número no era solo el número, era el artista que lo llevaba, era el nombre de ese artista. No te gustaba un número, te gustaba el artista. Creo que eso también se está perdiendo, lo echo de menos, igual que la personalidad. Se ha vuelto diferente. Para despertar la personalidad se requiere tiempo, requiere trabajar mucho sobre ti mismo, estar muy seguro en lo que haces y avanzar. Eso hoy en día es muy difícil. 



Las escuelas de circo han traído mucha innovación, pero a la vez tienen el problema de que van investigando sin parar, como sin centrarse. No pierden el tiempo en hacer algo que pueda quedarse 10-20 años en el mercado, hacen cosas para 5 años como mucho, luego lo van a cambiar, ya sea los trucos, los movimientos o el vestuario. También el mercado es diferente, te pide esas cosas. Ahora te cambian el traje, la música, te piden otros elementos, etc. Por un lado me alegro, porque a veces te hace probar cosas y te empuja afuera de donde estás acostumbrada y puedes descubrir cosas nuevas que te gustan, y eso te hace mejorar. Pero a la vez tengo colegas que nunca han tenido un número suyo, tienen una rutina y en cada show se lo cambian, es una locura.

En 2011 un vídeo tuyo con 5 balones se volvió viral y ahora tiene más de 1’8 millones de visionados. ¿Qué te ha cambiado ese vídeo?
Me ha abierto mundo, sin él yo nunca hubiera actuado en mi primera convención de malabaristas. De hecho fue muy gracioso. Yo no sabía lo que era una convención y ellos no sabían que yo existía. Tras el vídeo, Davide, uno de los organizadores de la Convention di Giocoleria della Brianza me contactó por Facebook en inglés, ofreciéndome vuelos y alojamiento. Le contesté en italiano explicándoles que vivía a 70 km y podía ir en mi coche (risas). Después he actuado en la EJC de Toulouse en 2013 y en Brianza de nuevo en 2016. Este año tenía que haber vuelto a actuar con una nueva rutina, pero por la pandemia se ha suspendido. 




¿Practicas otros malabares?
No, soy horrible (risas). Hago 3 bolas y mal. Y eso que mi hermano es malabarista y al irse de casa se dejó muchos aparatos aquí. Durante el confinamiento quise practicar pero vi que se me da fatal, no entiendo qué está pasando con los objetos. Me di cuenta de que el antipodismo es más equilibrios que malabares realmente. Lo hablé con mi madre y a ella le pasa igual.

Hablando de tu hermano (el malabarista Dany Reyes), estáis actuando juntos en el Price, algo que tu madre en alguna entrevista hace años confesó que era un sueño para ella.
¡Es mágico! Antes solo habíamos actuado una vez juntos, en los EEUU, y porque los dueños eran nuestros amigos. Para nosotros es mágico, está la foto de nuestro abuelo en los pasillos. ¡Y encima el año del coronavirus que ha habido tan poco trabajo! Estamos muy emocionados y mi madre contentísima. La pena es que ni ella ni mi abuela no han podido venir a vernos, era demasiado complicado. Al menos le mandamos muchos vídeos, hasta de los ensayos. 


Arriba: Selyna (dcha) posando con su hermano Dany reyes antes de una función del Price
Abajo: Selyna (dcha) y su hermano posando con la fotografía de su abuelo en el Price


Mi madre fue premio nacional hace 2 años y apenas ha actuado en España, siempre quiso actuar en el Price. De hecho ella iba a haber actuado en el show inaugural de este nuevo Price pero por contratos no pudo ir. Yo tampoco iba a poder inicialmente, pero se canceló mi otro contrato y he podido venir. 


¿Cómo ha sido este año para ti? ¿Te has llegado a plantear cambios en tu vida?
Sí, ha sido un año muy duro porque en febrero actué por última vez y luego se me cancelaron todas las actuaciones. Cuando me llamó Perfordance para actuar en el Price y empezamos los ensayos en noviembre yo tenía miedo de que también se cancelase, porque le había pasado a algunos compañeros. Durante estos meses he seguido entrenando y haciendo algunos talleres online, pero me he llegado a plantear si debía hacer alguna otra cosa para vivir. Por suerte he vuelto a trabajar y he vuelto a entender lo mucho que me gusta.

¿Cuáles son tus planes de futuro?
Ahora mismo me quedaré en España una temporada más para entrenar con una colega en Valencia. Luego quiero hacer algo nuevo con mi número, trucos nuevos, mezclar disciplinas… Por otro lado, este es el tercer circo estable en que he trabajado, me gustaría algún día trabajar también en el Cirque D’Hivern de París. También me gustaría trabajar con algunos amigos que, por circunstancias de este oficio no vuelves a ver en muchos años. No me importa mucho dónde, mientras te lleves bien con la gente, se pueda trabajar y estar tranquila, está bien, y ya si tiene playa, perfecto (risas).





Imágenes cedida por la artista, salvo la indicada de Gaby Merz

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