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domingo, 2 de diciembre de 2012

Luke Wilson, pasión por los malabares

El pasado 3 de octubre falleció Luke Wilson (Londres, 30 de octubre de 1976), debido a un cáncer de esófago. La noticia corrió como la pólvora por internet, no sólo porque sorprende que un malabarista así de joven fallezca de pronto, si no porque, vistos los comentarios que ha escrito todo el mundo, Luke era un tipo con carisma y al que se le tenía mucho respeto.



Hoy hace justo dos meses que falleció y su página web aún sigue igual que estaba. Es una de esas cosas que hacen pensar, y los pensamientos se van desde el duelo en sí mismo hasta la herencia de una contraseña de internet. La muerte no está asumida hoy día en nuestra sociedad del "bienestar", es algo que está ahí y que seguro nos vendrá pero que apenas tenemos en la cabeza como certeza. Vendrá, no sabemos cuando, pero "sabemos" que será tarde. Por eso trastorna tanto la muerte de una persona no anciana, y más si era "famosa". El legado es otro de esos pensamientos recurrentes tras la muerte,  y, en el caso de Luke, está claro que ha dejado poso en mucha gente.

Sería su aparición desde muy joven, su implicación con los festivales y encuentros, o su vocación docente. Quizá era su aspecto físico, menudo y enjuto, o su sonrisa tímida en las actuaciones, o una mirada en las entrevistas que transmitía inteligencia y sopesamiento de las respuestas. Sin duda echaremos de menos su estilo elegante e innovador, la limpieza de sus números y sus miles de kick-ups, que convirtió en su santo y seña y que, dice, comenzó a practicar inspirado en Manuel Álvarez.



 El caso es que pese a su aparente timidez, se hizo con un nombre dentro del malabarismo.  Formado en Circus Space entre 1995-1997, decidió devolverle el favor al Malabarismo y siempre estuvo dispuesto a formar. Dió clases en varias escuelas de circo europeas, incluida la DOCH sueca, y a los más grandes malabaristas del momento. Colaboró con cientos de horas de trabajo y decenas de talleres en los diferentes encuentros de malabaristas a los que asistió. 



También fue un amante del escenario, con un buen puñado de actuaciones diferentes tanto a dúo con su pareja Ilka Licht, "LukaLuka", en grupo con los Shoebox, y en solitario. Con estas actuaciones cosechó también numerosos premios, el más importante en dicho dúo de passing, con el que alcanzaron el primer premio del Festival du Cirque de demain en 2003, que se dice pronto. Y es que esta maravilla de número se mereció eso y todos los reconocimientos necesarios:





En solitario se mostraba decidido, elegante y muy visual. Como buen mago (su otra disciplina, la que no he tenido el placer de conocer y que nunca quiso mezclar con el malabar), Luke sabía fijar el foco de atención en cada secuencia. Todos sus números daban la impresión de estar muy pensados y apenas se concedía fallos. Una pena, de verdad, que tantos de nosotros nos hayamos quedado sin verlo en directo. Al menos se aseguró de guardar algunos de sus tesoros en forma de herencia y legado audiovisual. Esta joya es de un Opening Show de la EJC de 1998, hay que verlo con ojos "noventeros" para poder apreciar mejor lo innovador que fue en cuanto a estilo y manipulaciones:




Por todas estas cosas será recordado, y por muchas más que no puedo transmitir por no haber podido conocerlo en persona, cosa que, tras leer todas las bonitas reseñas sobre él, me hubiera gustado enormemente. Os dejo con algunas de ellas, en inglés, todas llenas de afecto, como la de su amigo y compañero del blog "Circus Geeks" Arron Sparks; la reseña en el blog fakoriginals, o la de su homónimo compatriota Luke Burrage.

Para el recuerdo, un texto que leía en un tour con los Shoebox y que traduzco a continuación (de forma libre y con la ayuda de Maribel, mil gracias). Amor por los malabares:


¿Por qué hacemos malabares? Porque algo de ello nos ha infectado, ha entrado en nuestras almas y, a su manera, es parte de nosotros. Pasamos horas solos cada día, solos en gimnasios, en pistas de squash o en nuestros dormitorios, dando a los objetos un momento de aliento de vida. Siempre sólo momentaneamente, mientras intentamos recrear todas sus funciones y el espacio que nos rodea, el espacio que compartimos con los alientos y los cuerpos de otros. Cuando damos el paso para actuar y hacer malabres frente a, aunque sea, una sola persona, nosotros siempre tratamos de compartir qué es lo que nos hace hacer malabares. Si ellos pueden entender esa necesidad, si pueden compartir nuestra fascinación y deseo, habremos tenido éxito al mostrarles nuestro mundo, aunque sólo fuera momentáneamente. 

 ¿En qué se pueden comparar las duras horas de malabarismo con los ensayos de teatro, el arte y los deportes? Para nosotros, hacer malabares conlleva más integridad y humildad que eso. Estamos aquí porque queremos, ustedes están aquí porque quieren. Esto es el Shoebox Tour y esto es lo que hacemos.


Enlaces de interés:

2 comentarios:

  1. Me permito la licencia de añadir un par más de enlaces:

    * Sean Gandini ha escrito en su memoria en:

    http://www.gandinijuggling.com/blog/blog/default.aspx?id=105&t=Remembering-Luke

    * Tambien se pueden consultar sus recientes "Notes and queries and a case full of clubs"
    en eJuggle:

    http://ezine.juggle.org/author/cubecheat/

    (Alguna manuscrita ver:

    http://ezine.juggle.org/wp-content/uploads/2012/03/PROPS_01.pdf)




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  2. Wow! Gracias Antonio, un placer verte por estos lares de nuevo. Invitado estás a pasarte más a menudo con estos comentarios o alguna entrada.

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