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miércoles, 30 de noviembre de 2011

Ración de vídeos del mes XIX

Apurando el final de mes y con la mirada puesta en el intenso mes de diciembre que nos espera, os traigo las raciones más suculentas para los paladares más exigentes. Pasen, hay sitio al fondo, al postre invita la casa.

1) Charles Peachock. Hoy me ha dado por los malabares técnicos, y qué mejor que un bestia como el bueno de Charles mostrándonos cómo son sus entrenamientos. Malabares puros desde el otro lado del charco. Como buen americano, no es muy conocido por estos lares, y parece dedicarse a casinos y cruceros (y a participar en concursos de talentos). La verdad es que su talento y su técnica da para lo que él quiera hacer con ellos.



2) Hnos Pöham. Los dominadores del monociclo freestyle en la actualidad. Además de trucos imaginativos e inverosímiles, son capaces de editar vídeos tan buenos como este. Monociclos por Croacia, conviene seguir a este trío.



3) Baronton Sisters. Va de hermanos la cosa, aunque de algo en plena actualidad pasamos al blanco y negro. Me encanta ver estos números clásicos para confirmar que aunque ahora nos creamos la bomba, ya había aunténticos fieras. Los números de antipodimo me gustan especialmente por ser una de las disciplinas más arduas y sacrificadas (de tradición soviética, por cierto). Miles de horas se necesitan para hacer este número, no quiero ni pensar para hacerlo a dúo.



4) Wes & Patrik. Volvemos al moderneo. La ingente cantidad de vídeos de estos dos no implica que el nivel baje, todo lo contrario, consiguen sorprender una y otra vez, te gusten más o menos. En este se dedican a hacer equilibrios con aros. En dos palabras: im-presionante.



5) Matt Poki. Me hipnotizan estos números de "isolation" de aros. Isolation (aislamiento, aunque nadie usa ese término) es una técnica heredada del contact que empieza a extenderse por otros malabares. Con los aros ha encontrado un gran aliado. El efecto es sublime y atrapador. Desde la Vulcano Propbox, Matt Poki.



6) Abbas Farid. Malabarista con balón de fútbol, sí, aquello para lo que yo soy incapaz de conectar más de 3 toques seguidos y que las estrellitas de fútbol gustan lucir en los entrenamientos. Este británico lo lleva a otro nivel. Se notan las horas de investigación y las ganas de seguir haciendo cosas nuevas.



7) Dmitry Bulkin "Dima Shine". Este verticalista posee varios premios internacionales a su espalda, incluyendo el oro en el Cirque de Demain de 2008. Se los merece todos, una rutina así, tan limpia y elegante, con una flexibilidad impropia de su género, es difícil de repetir. Tiene la misma rutina acompañado de Irina Kazakova, una contorsionista, pero creo que en solitario tiene más fuerza. Disfruten del postre amigos.



¡Salud y mucho circo!

lunes, 28 de noviembre de 2011

De circos y soles

Tras mi reciente visista a ver el último espectáculo de El Circo del Sol, Zarkana, llegue a la conclusión de que tengo ciertos prejuicios contra esta compañía. En realidad ya era consciente de ello, y al ir al Madrid Arena intenté despojarme de ellos (suele ser complicado) y disfrutar de la función partiendo de una tabula rasa.


Después de salir del recinto llegué a varias conclusiones, aunque algunas de ellas son más preguntas al aire que ideas realmente claras. La primera es que hay cosas del Circo del Sol que no me gustan, como el anonimato al que somete a los artistas que allí actúan, sus altos -altísimos- precios, su visión del circo como un negocio por encima de todo y la idea de circo que transmite a los espectadores, asuntos que voy a desarrollar más adelante. Por contra, hay cosas que sí me gustan de esta multinacional: rescató en parte, a mi modo de ver, un circo estancado en un modelo que olía a añejo y parecía destinado al público infantil, enfocando sus espectáculos para un adulto. Otra cosa que destaco es la profesionalidad del conjunto de la compañía. Cada función es una maquinaria perfecta, un gran montaje perfectamente organizado, con un equipo técnico y artístico dificil de igualar. También me gusta su apuesta por las carpas (en la mayoría de sus espectáculos, de hecho Zarkana recibe malas críticas por elegir al Madrid Arena como alojamiento), creo que dan una magia especial a un circo. El nivel de las actuaciones es, en general, alto o muy alto, y se nota que realizan un cuidadoso casting entre los artitas y compañias más de actualidad.

Gracias a la conversación con Silver, un malabarista que trabajó con ellos en Zaia, me deshice de un prejuicio que tenía: el Circo del Sol no ignora a sus artistas. Les ofrece un buen contrato laboral, les da estabilidad y prestigio, seguro médico, instalaciones para entrenar y les acoge con una cercanía que sorprende para una multinacional de su tamaño.

Por desgracia no transmiten ese espíritu al espectador. Condenan a sus artistas a un anonimato que al público general no parece importar. Lo que sí transmiten es un manifiesto modelo de negocio. A base de tener en movimiento casi una veintena de espectáculos, más los fijos en Las Vegas o Macao, y un nombre que les permite un 90% de entradas vendidas, consiguen unos ingresos millonarios. Es por este prestigio y fama que se permiten entradas a precios desorbitados, como el modelo de Starbucks: si es caro es que es bueno, y hala, a llenar.

Presentan buenos números de circo bajo el mismo disfraz, sabedores de que funciona. Trajes y músicas similares, cantantes con letras en idiomas inventadios, hilos argumentales indescifrables y un leve aroma a circo clásico, con entradas de payaso incluidas. Hay que reconocer que bajo estas premisas han vuelto a poner en boga de nuevo al circo, presentándolo como un espectáuclo adulto, caro y elitista, imprescindible. Muy bien, pero ¿crea esto afición al circo?


Da la casualidad que en Madrid hay un circo estable que, aunque consigue buenas taquillas, no crea, ni de lejos, la expectación de la compañia canadiense. Y eso que apuesta por grandes compañías y artistas, a precios populares. También tenemos la suerte en la capital de ser un lugar fijo de gira de las principales compañías circenses, ya sean carpas clásicas como espectáculos teatralizados. Pese a ello, muchas de las veces que comento que me gusta el circo, hay gente que responde: "huy, a mí me encanta el Circo del Sol, he ido ya a 4 espectáculos". Si a continuación yo explico que existen otros circos, de alta calidad y a precios menores (sí, me pongo un poco tremendo a veces), la respuesta suele ser un indiferente "¿ah, sí?"; o, en el mejor de los casos, un "bueno, no me vas a comparar".

En el imaginario colectivo el circo sigue siendo una carpa cutre, con actuaciones rancias, animales famélicos y grandes peluches vivientes de Disney con música hortera de fondo, siempre destinado al público infantil. Buena culpa de todo esto la tiene el cierto inmovilismo que se respira en los circos clásicos, pero los tiempos han cambiado y bajo el nombre de Circo caben muchas posibilidades.


Yendo a las representaciones del Circo del Sol se ve una mayoría de público adulto, sin niños, bien vestida, etc. Por desgracia, no veo a estos espectadores yendo a ver el Gran Circo Mundial, a los 7 Dedos de la Mano, a Circus Ronaldo o al Cirque Eloize. Es como si fuera una especie de coleccionismo de espectáculos del Circo del Sol, como si eso le diera a uno cierto caché o importancia. Por eso creo que aunque han ayudado a que esté algo más presente en nuestras vidas, no crea afición al circo, y es una verdadera lástima. Puede parecer que esta compañía es lo único válido dentro del mal llamado "Nuevo Circo", y que por supuesto no se compara, ni de lejos, con los circos clásicos.

Desde estas líneas yo trato de transmitir qué es lo que me gusta del Circo, y espero que eso anime a la gente a abrirse y acercarse a ver todo tipo de espectáculos, ya sean circenses (mi debilidad) o no. Siempre que he ido a una representación circense me llevo alguna sorpresa agradable, ¿no es fantástico?. Estamos viviendo un resurgimiento del circo, y eso hay que aprovecharlo.

domingo, 27 de noviembre de 2011

Desmemoriados sin Palmiro Capón

Según leía El Jueves de hace un mes (Nº 1795) mis sospechas iban creciendo, veía camisetas con espirales por todas partes y cabezas con el pelo rizado. La viñeta de Baldomero aparecía un tal "Palmero Copón" que decía que se retiraba; entonces pasé páginas rápidamente hasta encontrar las de Palmiro Capón y sus recuerdos, en la que, efectivamente, anunciaba su retirada tras diez años de evocaciones.



Ya es la cuarta despedida de un "clásico" de El Jueves en lo que va de año, y se suma a las del Profesor Cojonciano, Curro Córner y Mamen. Son noticias que, aunque comprensibles, no dejan de dejar un poso amargo. Estos personajes, para los asiduos a la revista, son parte de nuestra memoria, que influyen en nuestra visión de las cosas y en nuestro humor cotidiano. El caso de Palmiro Capón me entristece aún más ya que era una de las páginas que más me gustaban, una mirada a una infancia que, aunque me es ajena, conseguía que no me fuera nada extraña. Y eso es muy complicado.

Palmiro es una especie de alter-ego de Lalo Kubala (Eduardo Jiménez Pérez, Valencia 1964), un buen dibujante con memoria prodigiosa y capacidad para acercar su pasado a los demás. Cuenta su infancia como miembro de una familia numerosa de clase media en los 60-70 en Valencia, como si de un Cuéntame dibujado se tratara. En esta ocasión no sigue un guión lineal ya que en cada historieta Palmiro tiene una edad que va desde sus primeros recuerdos a la adolescencia tardía. Gran parte de los recuerdos son propios, o basados en la propia experiencia de Lalo Kubala, aunque me niego a aceptar que tal cantidad de historias increíbles le hayan sucedido a una sola persona. El autor nunca ha confirmado ni desmentido que todo lo que cuenta fuera real o ficticio, pero esa es parte de la gracia de la tira.


En sus evocaciones no se deja nada fuera, todo lo que rodea a cualquier infancia, ya sean los profesores, los compañeros de colegio, los juguetes, la religión, la relación con hermanos o mascota, las primeras fantasías sexuales o las aficiones. Bajo un dibujo sencillo en blanco y negro, Kubala retrata todo de una forma muy transparente, contando con gran naturalidad cualquier suceso por vergonzoso o humillante que pudiera haber sido. Esa era la culpable del éxito de la tira, saber contar con humor y sin juzgar las cosas que le sucedieron en la infancia, visto con la distancia que dan los años y entendiendo todo como un proceso natural. Además, al atreverse a contar fantasías y sueños, nos enseñaba a todos que muchas de esas ensoñaciones también las tuvimos nosotros (o las seguimos teniendo).


A esto le sumaba en verano montar un "cine al aire libre" y contarnos un resumen de las películas que marcaron su infancia, sin ánimo de crear corriente de opinión o criticarla técnicamente. Se limitaba a hacer un buen resumen y comentar el por qué recordaba esa película en particular.

Una gran pérdida la de este Palmiro Capón, al menos nos ha dejado grandes momentos en viñetas para que podamos releerlo y recordarlo juntos. Muchas gracias Lalo, por abrirnos una puerta a tu memoria, que no deja de ser de una infancia muy diferente a la que tuvimos todos, sea cual sea la época. Por cierto, ¡yo también quiero una camiseta con una espiral!

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miércoles, 23 de noviembre de 2011

Crónica de Zarkana (Cirque du Soleil)

Madrid tuvo el honor de acoger casi en primicia a Zarkana, el último espectáculo de la multinacional circense Cirque du Soleil. Del 12 de noviembre al 31 de diciembre, el Madrid Arena es el lugar elegido para alojar el impresionante despliegue que conlleva la compañía canadiense. Más de doscientos trabajadores y setenta artistas son los responsables de este nuevo recorrido por el surrealismo. El mago Zark ha perdido sus poderes y a su amada, y nos hace acompañarle en su búsqueda por un teatro abandonado. Todo dentro del simbolismo y el estilo críptico del Cirque du Soleil, que dificulta la comprensión del hilo argumental salvo que lo conozcas de antemano.


Otras características comunes a otros espectáculos del Circo del Sol son el elevadísimo precio de las entradas (mínimo 40€, lejos lejos), la meticulosa organización, la música y el vestuario, las coreografías multitudinarias durante un acto que a veces distraen del foco principal, las canciones en idiomas inventados y el anonimato de los artistas. Respecto a esto último, hay que recurrir a internet y dedicar unos minutos para conocer el nombre de los artistas y directores, debido a razones no muy comprensibles.

Una de las cosas que más sorprende de Zarkana es su asombroso escenario (ver vídeo), inmenso, con gran profundidad, con telones que son pantallas LED, con una versatilidad pasmosa y con un equipo humano capaz de hacer que se metamorfosee en breves segundos sin que nos demos cuenta. A veces decorado de forma barroca, ambientado en la estética de finales del XIX o principios del XX, puede llegar incluso a distraer del foco principal del espectáculo, que son los artistas.

Bajo la dirección artística de François Girard, Line Trembley y Stefan Roy, la creación musical corre a cargo de Nick Littlemore. A modo de supuesto musical se van sucediendo los números, todos ellos con un regusto a circo clásico y con un nivel general bastante alto. Destaca por encima de todos el espectacular número de parada de manos de Anatoly Zalevsky, ganador del oro en el Festival de Cirque du Demain en 1998. Además, tuvieron a bien dejar que fuera él solo, flanqueado por dos pianos de cola, el que llenase el escenario. Su número de verticales respira fuerza, fluidez y belleza a partes iguales, consiguiendo la ovación rendida de todo el público.



Otros actos destacables fueron el trío de escalera vertical, con sus espectaculares portes en equilibrio, aunque quedó deslucida por la parafernalia acompañante. El número de barra rusa del trío White Crow (procedentes del circo Starlight), que muestra un triple mortal hacia delante enlazado con un doble atrás con tirabuzón. Hubo también un hipnótico acto de lanzamiento de banderas italianas que sacó exclamaciones del público. También merecen mención el vistoso número de bolas de rebote y claqué de Maria Markova (que ya estuvo en Saltimbanco) o los dibujos en la arena de Erika Chen.


Los números de cuerda lisa a dúo; Los Navas y Vélez, la troupe de alambristas y el número de trapecios volantes a mi parecer les faltó algo de ritmo, aunque hay que reconocer que todos esos vuelos y saltos siempre son impresionantes. Lástima que a Madrid no trajeran la Rueda de la Muerte, tenía ganas de verla en directo.

Los payasos Daniel Passer y Wayne Wilson hacen de nexo, con rápidas, simples y eficaces intervenciones que demuestra que son una parte imprescindible de todo buen circo. La traca final de la velada quedaba a cargo de la troupe rusa de “banquine” y su número heredado de Quidam, ganador del Festival de Montecarlo en 1999. Una docena de artistas en perfecta sincronía ejecutando torres humanas en segundos, sobre las que vuelan las ágiles como si nada. Capaces de crear una estructura como la de la foto de más abajo (no, no es un montaje); y para rematar, un vuelo con mortal hacia atrás para caer sobre una torres de tres alturas, donde los portores reciben sin el más mínimo tambaleo.



Lamentablemente, no todo el público pudo disfrutar de estas actuaciones en su plenitud ya que el pabellón resultó demasiado grande y casi todos los asientos se encuentran demasiado lejos, y los de las gradas laterales pierden visibilidad por la profundidad del escenario. Que esto suceda en un espectáculo donde los asientos más baratos cuestan 42€ es inadmisible. La carpa dota de una magia especial a cualquier acto circense, y permite al espectador disfrutarlo como se merece. Esperemos que para siguientes girasse planteen estas cosas. Si uno se da una vuelta por los blogs y las primeras críticas al espectáculo (ver más abajo) encontrará a grandes rasgos dos versiones: las de los periódicos y medios oficiales, con una opinión favorable y dejando ver alguna sutil queja; y las de usuarios habituales del Circo del Sol (que no del circo) quejándose de las instalaciones y de los fallos de los artistas (sí, lo que leéis, a mí también me ha sorprendido). Aun así, salvando algunos de estos detalles, el gusto que dejó Zarkana es bueno y sorprende favorablemente, al menos al que suscribe.



Versión extendida de la crónica publicada en el nº30 de la revista Zirkólika.

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domingo, 20 de noviembre de 2011

Y al calor viene el circo

Quién nos lo iba a decir, en noviembre y con frío y lluvia, desde luego el tiempo está loco. Menos mal que la actividad circense coge carrerilla por estas fechas y nos recuerda que es temporada alta. Qué mejor para resguardarnos del mal tiempo que una buena carpa/teatro/pabellón. No hay excusas para pasar frío:

  • 5 de noviembre al 2 de diciembre. Circo Mundial. En la Vaguada (Madrid) vuelven a asentar este gran circo al más puro estilo clásico, y celebran medio siglo de historia. Tienen a Picasso Junior y a la premiada familia Popey entre el elenco, no digo más. Prometo ir y contar mi vuelta a estos espectáculos. Ganas tengo.

  • Cada sábado. Cabarets del Circódromo. No pueden faltar en la temporada Otoño-Invierno, todo ganas y voluntad a módicos precios en Alcorcón, imposible perdérselo.

  • 12 de noviembre al 31 de diciembre. Zarkana, Cirque du Soleil. El último espectáculo de la multinacional canadiense. A mí me ha sorprendido agradablemente, aunque su precio y la lejanía de las butacas puede echar para atrás (comprensiblemente).

  • 25 de noviembre al 29 de enero. Circo de Teresa Rabal. Más dirigido al público infantil., se situará en la céntrica plaza de Cuatro Caminos. Es ya un clásico navideño en Madrid.

  • 3 de diciembre al 4 de enero. Teatro Circo Price. Nunca falla la cita navideña del Price. Se despojan del halo de modernidad y oportunidad a las nuevas corrientes para ofrecer, como siempre, un espectáculo redondo basado en el circo clásico.

  • Koblakari. Aún una incertidumbre tras la triste demolición de Kukutza. ¿Volverá el encuentro con más solera dentro del territorio nacional? Todo el mundo del circo espera que sí.
  • Gala Payasos sin Fronteras. Aún no hay fecha, pero creo que el Teatro Adolfo Marsillach volverá a ser testigo de una de las galas más especiales del año. Permanezcan atentos a sus pantallas.
No hay excusas para el circo estas navidades. Espero que lo disfrutéis. Yo intentaré ir a todo lo posible y contarlo por aquí.

¡Salud y mucho circo!