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domingo, 17 de mayo de 2015

Ra, ra, ra. La AMZ lo vuelve a conseguir

Nueve encuentros seguidos son muchos, pero para la Asociación de Malabaristas de Zaragoza (AMZ), no parece pasar el tiempo. Del 24 al 26 de abril tuvo lugar el 9º Encuentro de Malabaristas y Artistas de Circo de Utebo. Anunciada como La madre de todas las fiestas, todo el mundo sabe que además la convención aporta muchas cosas más en un gran fin de semana cirquero.



Los 200 participantes pudieron disfrutar de las cómodas instalaciones que ofrece en Ayuntamiento de Utebo, donde en un terreno reducido se cuenta con un gran pabellón, acampada, párking, bar, zona de fiestas y mucho más. También es cierto que no todo fueron facilidades por parte del Ayuntamiento, quedando la organización bastante molesta en algunos aspectos.

Campeonato de volley-maza


Comenzó el viernes con la recepción de inscritos, la acomodación, los primeros malabares volando y las ganas de ver circo. Dicho y hecho, era la noche del Mañoret, el cabaret maño realizado por artistas de la asociación, siempre con alto nivel. Nostraxladamus, en su rol de familia "Gomorro" (pese al acento maño que asomaba de cuando en cuando) presentó de forma muy divertida, entreteniendo y haciendo las transiciones más llevaderas. El alto número de actuaciones de aéreos convertía a veces los cambios en un duro trabajo logístico. Del cabaret destacaron actuaciones como las de Rubenik al mástil, que a sus 17 años mostró una gran madurez artística; la de Inercio Centrípeto, con su número de mazas que combinaba el viejo estilo con trucos de manipulación bien vistosos. También destacaron el de Alicia al aro aéreo, el dúo de telas aéreas de las Camon, Luis con pelotas, el grupal de aéreos y acrobacia de ¡Ay, qué monas!, el de Olivier con sus sombreros o el del dúo Mariloli Construcciones SA con su divertido número de trapecio doble. Para cerrar la noche, un concierto de Re-Lunatics, que en ocasiones parecía que se iba a arrancar a formar una gran fiesta, pero hubo que esperarse al siguiente día.

Saludo final del Mañoret


El sábado estaba el grueso del programa, con un disputado campeonato de Volley Maza y muchos talleres. La participación en ambos fue muy alta, tanto que la final del volley-maza se disputó por la tarde, con mucho público expectante. También fue el día de las actuaciones de calle, Circolio y Kanijo Circus. Este año las actuaciones parecían más dirigidas al público familiar de Utebo que a los participantes. Muy interesante fue la iniciativa "¿Hacemos buenas migas?" impulsada por Feedingzgz y por Ingeniería Sin Fronteras. Fueron unas migas populares gratuitas preparadas con alimentos que iban a ser tirados sin estar caducados. Una excelente forma de concienciar del exceso de producción de alimentos, su reparto injusto y despilfarro. 

Nostraxladamus


Se preparó el pabellón para la Gran Gala, momento muy esperado de cualquier encuentro de la AMZ, a sabiendas del gran nivel que se suele presenciar. Conducida por el genial Wilbur, este año tampoco defraudó. Wilbur ha conseguido que su personaje siempre funcione y conectar tan bien con el público que casi puede correr el peligro de eclipsar las otras actuaciones, ya que cada entrada suya es muy esperada y celebrada. Abrió la noche Julieta, procedente de la ESAC, con un lento y suave número de mástil. Jean Philippe Kikolas deleitó a los presentes con su bonito, aunque breve, número de "casibici". Diego Arias ofreció un potente número de straps, rematado con vistosos vuelos y sueltas. FaseQuiatra, Nahuel Desanto y Guido Vacarezza,  juegan el manido tema de la locura, sus bellísimos malabares durante una breve fracción del número no consiguieron compensar los casi 10 minutos de gritos, intensidad y sufrimiento de sus personajes.

Alodeyá
Por suerte, Alodeyá (Edu, Pau y Sofía) planteó un nuevo número de malabares, música y danza, muy estético, sin desdeñar la parte técnica, con un gran resultado en conjunto. Gon Fernández presentó su cambiante número de aros, este chico se está yendo a otro nivel con su investigación, abriendo una puerta que aún no había sido explorada así: deformar los aros. Impresionantes las complejas figuras que ha descubierto, así como el buen gusto a la hora de presentarlo. Casi al final, Pinky mostró un vistoso número de trapecio, saliéndose del patrón habitual, pero sin olvidar la técnica y la espectacularidad. Cerró la Troupinette que tenía el número ideal para el final. Una combinación de banquinas y báscula mezcladas con toques de humor que, puliendo el tema musical, pronto se le augura un gran éxito.

Con el buen sabor de boca que deja una gran gala de las que se disfrutan de verdad, se anunció el concierto de Las Guindillas. Este es un grupo de siete mujeres del Pirineo, empeñadas en divertir al personal a base de ska, reggae, rumba y punk, muy recomendables. Después del concierto, echándose en falta la actuación de Perrakos para animar al personal, se improvisó un renegade que dio la talla.


El domingo cumplió el guión habitual de cada encuentro, con unas olimpiadas en el pabellón, al resguardo de la lluvia, y la lanzada que da por cerrada la novena edición de una gran convención. A por la décima.

¡AMZ! ¡Ra, ra, ra!

Fotografía: Mai Mei.


lunes, 11 de mayo de 2015

Siete años, siete EUCIMA

El Encuentro Universitario de Circo de Madrid (EUCIMA) celebró su séptima edición el pasado fin de semana del 16 al 19 de abril. Siete ediciones que dan fe de la consolidación del evento. Este año con nuevo récord de asistentes: más de 750 inscritos que pudieron disfrutar de cuatro días repletos de actividades circenses.


La organización, el Aula de Circo Chaminade, este año con más de 30 integrantes, se mostró más ambiciosa que nunca, mayores instalaciones y mejor programa para seguir cumpliendo con la premisa principal: ofrecer cuatro días de encuentro entre aficionados al circo, además de un espacio donde se difundan las artes circenses y se abran a los que aún no las conocen. Coordinado desde una estructura asamblearia y horizontal, las tareas se subdividen en “comisiones” con cierta independencia de acción: infraestructuras, difusión, gala, presupuestos, etc. Con el paso de las ediciones, los organizadores han aprendido a trabajar muy bien de este modo, con gran implicación de cada uno. Todo ello desde el altruismo, ninguno profesional del circo, todos curran muchas horas sin cobrar, todos pagan su entrada, todo por amor al arte, por amor al circo.

Tres carpas estaban previstas esta edición, como en los grandes encuentros europeos. A parte de la gran carpa de El Elefante Blanco, se instalaron otras dos más, la de Rola-Bola (patrocinada por Juegos Malabares) y el domo de Kikolas. Pensadas todas para acoger talleres, espectáculos y conferencias. Además se contó con un pabellón de una facultad cercana para poder realizar entrenamientos a cubierto, aunque más pequeño que años previos. Como espectáculos de calle se pudo disfrutar del incorregible Dos Perillas, cuyas tablas e irreverencia lo convierten en entretenimiento asegurado, y a Jean Philippe Kikolas, con su cuidado y estético personaje del cartero. También se dio mucha importancia al público infantil, reservando una mañana a actividades para que los más pequeños comiencen a conocer y practicar circo. Más de 150 niños pudieron disfrutar de estas actividades.

Una de las novedades de esta edición fue la de planificar unas Jornadas de Circo Social. Repartidas en dos días, jueves y viernes, consistieron en conferencias, coloquios y debates de tres ONG dedicadas al circo social, entre otros proyectos: Payasos Sin Fronteras, Pallasos en Rebeldía, Circo de Piruleto y Acircándonos. Interesantes jornadas que confirman el auge del circo como herramienta para promover fines sociales.


Los problemas legales
El encuentro iba viento en popa, pero apareció la policía a informar de que el evento no contaba con la licencia autorizada del Ayuntamiento. Tras la lamentable negligencia del Madrid Arena, en Madrid la burocracia para organizar eventos ha aumentado, se exige más para conceder las licencias pertinentes. Pese a desarrollarse en un terreno abandonado de la Universidad Complutense, ésta no facilitó nada la tarea, obligando a la organización a tramitar directamente con el Ayuntamiento la documentación requerida (Planes de evacuación, seguros de responsabilidad civil, certificación de las carpas, etc). Se entregó todo y el Ayuntamiento denegó la licencia, pero sin notificárselo a la organización, enterándose ésta cuando ya había comenzado el evento. Tras una larga y crítica reunión con el Ayuntamiento el mismo jueves 16, se consiguieron unas horas para una subsanación. Se suspendió el concierto de esa noche y toda la organización subió al escenario para informar a los asistentes de la situación. Por suerte, todo fue comprensión y apoyo por parte de los inscritos, facilitándo mucho la dura tarea. El EUCIMA redujo su infraestrutura, se recogieron dos de las tres carpas, se aumentó la señalización y los extintores, se consiguieron los documentos requeridos y finalmente se autorizó la actividad. Pese a la alegría por haberlo conseguido, este contratiempo supuso un gran desgaste físico y emocional para toda la organización, que estuvo a punto de ver cómo el EUCIMA tenía que ser cancelado una vez iniciado.


Por suerte todo pudo seguir su curso y el mismo viernes ya se reprogramaron las actividades. El buen tiempo acompañó por fin al EUCIMA y muchos de los talleres pudieron celebrarse pese a no contar con las carpas ni el pabellón grande. A las 20:00 h estaba todo el mundo convocado en el Teatro Circo Price, que por segundo año consecutivo acogió la esperada Gran Gala del encuentro. 

Neta y Gon. Foto: Javi Cassi
Tras el éxito del año previo, este año se alcanzaron las 1200 localidades vendidas, creando un gran ambiente que acogía a los artistas. Este año la Gala formaba parte del ciclo de circo “Miradas de Circo:Madrid”, organizado por el Price. La Gala estuvo conducida con acierto por El Gran Dimitri, que demostró su saber hacer y humor en este tipo de espectáculos. Abrió la noche Ramiro Vergaz, malabarista de mazas de alto nivel que además baila a ritmo de swing. El segundo fue Iván G. Torre, integrante de la organización, que presentó su potente número de verticales. Tras él Álex Pastor, con un número limpio de straps que introdujo haciendo un loop musical. En dos entradas alternas, sin música, Neta Oren y Gon Fernández mostraron su investigación en bolas y estilo único de aros. Camille Chatelain hizo un número de bicicleta acrobática mientras cantaba con su voz sedosa. Después, Guillaume Martinet, de la Cía De Fracto, con sus extravagancias y lanzamientos imposibles a las tres bolas. Para culminar, dos premiadas actuaciones como fueron las de la Cía Circ Pistolet a las acrobacias grupales y la de Aimé Morales con su rueda cyr. Con un perfil global más contemporáneo que las galas previas, el nivel se mantuvo y las impresiones generales también fueron muy positivas. Con el subidón de la Gala, la fiesta se celebró después en la carpa, con el concierto de Papawanda, que ayudó a recobrar las sonrisas perdidas en la burocracia.


El sábado se celebró el disputado campeonato de Volley Maza, así como una exhibición de monociclistas y la actuación de calle de Jean Philippe Kikolas. Los talleres siguieron siendo multitudinarios y el ambiente excelente. Por la noche se pudo disfrutar del concierto de Gazpacho Funky Trio como previo a la noche de fuego y al Cabaret. 


Pese a que otros años el cabaret celebrado en la carpa también había sido un éxito, este año no pudo decirse lo mismo. Presentado por Joshu Larrey, su personaje hipster no consiguió conectar y, pese a la buena disposición del público, el ánimo y el ritmo del cabaret cayeron en picado. Sólo lo salvaron actuaciones como el Dúo Plásmata al cuadrado aéreo, la de cuerda de Fernando Arévalo, la de hula de Bárbara o la de yoyó de Daniel Tamariz. Por suerte después vinieron un Renegade y una noche que hicieron olvidar las actuaciones desafortunadas.

Con las clásicas olimpiadas, patrocinadas por Juegos Malabares, y la obligatoria lanzada acaba el séptimo EUCIMA. El año de la consolidación como encuentro grande, el año de graduarse definitivamente, el año de superar todas las adversidades, el año de querer repetir en 2016.



Imágenes: Javi Cassi
Más imágenes y vídeos en: https://www.facebook.com/circochaminade

miércoles, 6 de mayo de 2015

Barolosolo, refrescante sorpresa

A veces no hay nada mejor que ir sin ninguna expectativa cuando se va a ver un espectáculo. La predisposición y el estado de ánimo afectan, y mucho, a la percepción de lo que se está observando. Cuando uno ha visto más de 50 números de circo en lo que va de año (aprox), la sombra de la saturación acecha e impide disfrutar al 100% de su gran pasión. Se descubre viendo un espectáculo y pensando en otras cosas, o distrayéndose con más facilidad, viendo con un ojo más de crítico que de espectador, y eso es terrible. Hoy no ha sucedido nada de eso. Hoy se ha estrenado en Madrid el espectáculo "O'Temps D'O", de la compañía Barolosolo. Hoy he disfrutado mucho con un espectáculo de larga duración.


Mathieu Levavasseur y William Vale (Francia, Reino Unido), crearon la compañía en 2006 tras su paso por la compañía Baro D'Evel. Tras un tiempo de investigación crean un espectáculo basado en el agua, Ile O para la versión de calle, O'Temps D'O para la de sala. Ambos tienen todo lo que necesita un payaso de verdad: son excelentes músicos, son acróbatas, son actores y son muy divertidos. 

Todo se desarrolla en un pequeño quiosco de música, donde ambos personajes se disponen a dar un recital de música. Sólo hay un pero, el quiosco hexagonal tiene 30 cm de agua dentro. A uno de los músicos nada parece importarle, jugando al augusto, y disfruta del agua. El otro no quiere mojarse, ni él ni sus instrumentos, una especie de carablanca empeñado en mantenerse seco. De esta idea primera surgen un millar de juegos, jugando con toda la estructura, con los barrotes, las luces y, por supuesto, el propio agua. Los personajes van evolucionando con el tiempo y los espectadores son muy conscientes, tienen personalidad propia y como tal reaccionan a lo que va pasando. No pretenden ser graciosos, simplemente han sabido exprimir las situaciones imposibles al absurdo máximo, lo cual es muy difícil.



Y luego está la música. Esa música que van fabricando los artistas con todos sus instrumentos: guitarra, chello, banjo, flauta, hang...Hasta el propio agua les sirve para hacer música. Esas melodías que parten de sus manos y a veces se repiten en loops o simplemente envuelven y completan todo el show. Sin ella nada se entendería.

Los 70 minutos se pasan volando, manteniendo al espectador siempre interesado por cuál será el siguiente paso, la siguiente acrobacia, la siguiente melodía. Esos minutos que pasan dejando un rosario de carcajadas inesperadas, de imágenes poéticas y de aplausos espontáneos. 



Cuando uno ve un espectáculo tan mimado y cuidado, tan bello, no puede más que reafirmar su pasión por este arte siempre sorprendente. No se lo pierdan.





Galería de fotos: http://matthias-lavigne.fr/arts-2/arts-de-la-rue/les-compagnies/barolosolo/