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jueves, 30 de mayo de 2013

“Malabarismo no es el objeto, es siempre el cuerpo". Entrevista a Stefan Sing

Una cafetería de Madrid, un café sólo sin azúcar, un par de horas para coger su vuelo de vuelta a Berlín y Stefan Sing accede con una gran sonrisa (su gesto más habitual) a esta entrevista. Acaba de terminar el EUCIMA 2013 y el día anterior, en la Gran Gala, estrenó su nuevo número de malabares, aún sin nombre. Un número sin música llenado con su presencia y que funcionó bastante bien. Tras sus penetrantes ojos azules, Stefan reflexiona cada pregunta y la responde pausado, a veces incluso cuando ha comenzado el siguiente tema, reflejo de la pasión hacia lo que se convirtió en su forma de ganarse la vida.

¿Porqué viniste a nuestro encuentro? Es pequeño y no muy importante a nivel internacional.
Primero porque quería venir a España. Segundo, porque no tenía nada que hacer este fin de semana. Tercero, me servía de motivación para crear mi nuevo número, que estaba en proceso de creación y si tengo una fecha concreta ya tiene que estar listo para ese día.

¿Por qué has hecho un nuevo número?
No lo sé. Mi viejo número en solitario estaba viejo (Pigeon, why do you scare me?). Considero que mi estilo de hacer malabares ha cambiado desde entonces. En cierto modo era más triste, más violento, como mi humor en esa época. Quería expresar lo que he aprendido en este tiempo y mostrarlo en un nuevo espectáculo más abstracto y divertido. La verdad es que estoy contento con el estreno. Sobre todo con el hecho de no usar música, lo que me da mucha libertad, aunque sea arriesgado.



El malabarismo es un trabajo impredecible que pasas de una gran actividad a la ausencia de ofertas. ¿Cómo consigues la estabilidad?
Mi estabilidad es la enseñanza. Doy clases en la ESAC de Bruselas (Escuela Superior de Artes Circenses). En verano me permiten elegir cuántas semanas quiero dar clases, lo que es fantástico. Si tengo muchas actuaciones no doy tantas clases, le doy prioridad a actuar. Ahora mismo mis ingresos dependen en un 70% de actuar y el 30% de enseñar, más o menos. Me encanta enseñar, pero prefiero actuar.

¿Qué aprendes cuando enseñas?
Yo enseño mi forma de hacer malabares, mi perspectiva de los malabares. Aunque intento también dar unas pautas para que los alumnos encuentren su manera de hacer malabares. Aprendo mucho ya que tengo que plantearme constantemente qué quiero enseñar y por qué es importante para mí.
Me gusta enseñar a todo aquél que quiera aprender, de todos los niveles. Aunque prefiero enseñar a gente que ya sepa hacer malabares, que quiera ser profesional y que quiera subirse al escenario. Ya no quiero enseñar a niños, me parece demasiado difícil y no se me daba muy bien.

Eres ahora uno de los dueños de Katakomben [Centro de referencia para las artes escénicas en Berlín]. Háblanos de esta nueva experiencia. ¿Habéis cambiado algo en la forma de trabajar del lugar?
En 2010 el dueño original [Alan Blim] dejó el proyecto, así que, con tres socios [Uwe Mayer, Steve Dyffort y Frank Kraft], montamos una asociación para dirigir el espacio. No somos propietarios porque no podemos ganar dinero con él, estamos subvencionados, simplemente lo gestionamos. Creo que hemos cambiado algo el trato con los socios y usuarios. También cambiamos los suelos y redistribuimos algunas cosas, ahora es un espacio más limpio. Queremos que sea algo más parecido a un laboratorio, donde la gente pueda crear, conectar con otras creaciones, esas cosas. 

En tu web hay un rótulo que dice “When juggling becomes a language” (cuando el malabarismo se convierte en un lenguaje). ¿Cuál es ese lenguaje? Cuando hacemos algo, en verdad estamos comunicando algo. Sobre todo en escena tenemos que estar muy atentos a qué decimos con lo que hacemos. Nuestros patrones, nuestra técnica, todo dice algo que no tiene por qué ser muy concreto (…). Yo no hago 7 bolas porque quiera mostrar que soy capaz de hacerlo, para mí tiene que haber un motivo para hacerlo. También considero importante la puntuación: las comas, los puntos, y creo que debe haber algún signo de interrogación.

El lenguaje siempre tiene que ver con la comunicación. ¿Con quién te comunicas con ese lenguaje?
 Con el público, aunque a veces lo que entiende el público no es lo que yo quiera decir. En verdad yo quiero mostrar una energía moviéndose por el escenario, pero no quiero ser muy concreto. No me importa que el público interprete por si mismo, pero sí que noten que hay algo que deben sentir. 



Imagen: Ben Hopper


Comenzaste a hacer malabares en tu adolescencia porque tu hermano lo practicaba. Pero en otras entrevistas comentas que paraste cuando llegaste a la universidad. ¿por qué? 
Estudié Literatura Germánica y Filosofía. Antes hacía malabares todo el día, casi como un autista. Llegué a la universidad y comencé a conocer gente, ir a fiestas, esas cosas, y paré de hacer malabares, no sé bien por qué. Cuando estaba terminando Filosofía (2004), la propia carrera me hizo pensar que ya no quería pensar, por lo que volví a hacer malabares. Desde entonces volvió a ir a más y más, y encontré trabajo como profesor en una escuela de circo y así hasta hoy.

¿Cuando haces malabares no piensas?
No. Es el objetivo. Si estás en escena y no estás allí, sino pensando en lo que tienes que hacer a continuación, fallarás. Así hacer malabares es una forma de meditación para no pensar. Centrarse en el momento.

Sólo haces malabares con bolas. ¿En algún momento echas de menos algún otro malabar? 
No.

¿Ni siquiera para relajarte y cambiar?
No, para nada. Al principio sí empecé practicando con todos los malabares, pero luego me centré en las bolas, creo que no tienen barreras. Al principio me gustaban mucho las cajas de puros. También disfruto ahora mismo, aunque no lo practique, el hula hoop. Me parece que tiene una gran conexión con el movimiento y los “isolations” [efecto que simula que el objeto está estático en el aire], es un malabar muy interesante. 

¿Cuándo sentiste que querías moverte al hacer malabares?
Vino de pronto, comenzó al hacer la “ducha”, de forma natural, después poco a poco. Me gusta moverme, de siempre, pero de joven era muy tímido como para bailar, pero al tener las bolas delante de mí, me servían como máscara, ya no estaba desnudo. “Mirad, me muevo porque uso las bolas”. Me encantó que en el Open Stage del encuentro hubiera una chica que hiciera un número de danza contemporánea, fue muy valiente por su parte [se refiere a Raquel Iniesta, de la Cía Caminante, que actuó en el Open Stage del EUCIMA].

Antes improvisabas mucho en tus actuaciones, ¿sigues haciéndolo? ¿Hay que usar siempre un fallo?
No, en alguna ocasión improviso algún detalle, pero no, ya no. Quizá algo los fallos. Creo que lo más importante es que si lo cometes no pienses “mierda, he fallado”. Es algo que pasa, no le des tanta importancia. Intenta experimentar qué pasa si fallas. Cuando hago una actuación mala me siento mal tras ella, pero no durante.

¿Dónde te gusta actuar?
No tengo lugar fijo para actuar, simplemente lo que me va surgiendo. Antes actuaba mucho en cabaret, interpretando números cortos, más técnicos. Ahora que hice el número con Cristiana [Casadio, bailarina, su mujer y compañera de escenario] y ha cambiado un poco mi punto de vista sobre lo que significa actuar. Con Cristiana es un show de una hora y diez minutos. Me gusta hacerlo completo, así que prefiero en un teatro, o en un espacio de danza. Me gusta que haya gente no-malabarista que me vea y diga: “ah, no es un número simple, ni muy circense; hay algo de danza y otras artes”. Esto en Alemania es muy dificil ya que el circo está muy asociado a una imagen muy concreta, no es arte, es entretenimiento.

¿Has tenido alguna actuación que recuerdes especialmente?
Tuve una desastrosa una vez en un Festival de Circo de Turín, al ir a salir al escenario me tropecé y me caí nada más empezar. Después de eso fallé como veinte veces durante la actuación [risas].
También las hay buenas: hace pocas semanas, en una actuación con Cristiana y otros 16 artistas, actuamos en un teatro ante un público que tendrían unos 70 años de media. Al terminar, pudimos ver a la gente levantándose lentamente y con gran esfuerzo sólo para aplaudirnos de pie. Fue muy emocionante.



¿Por qué crees que está gustando tanto tu número con Cristiana?
Porque es muy simple, es un número sobre hombres y mujeres, sobre el amor. Cuando ves a una pareja de hombre-mujer en el escenario, de lo que sea, inmediatamente sientes algo.

¿Crees que estáis entre dos mundos como son la danza y el circo?
Yo no veo las fronteras entre ambas, al menos desde mi perspectiva. Mostramos una historia de amor, con algo de técnica, sí, pero una historia de amor. Al principio intentamos no hacer una historia de amor, pero no fue posible, acababa saliendo.

¿En qué momento crees que se encuentra ahora el malabarismo? Con toda esta progresión de los últimos años, los vídeos de internet, el desarrollo artístico, el aumento de convenciones, etc.
Creo que ahora mismo hay como tres vertientes. La más clásica, que siempre estará ahí. La que los ve como hobby, que me encanta porque me parece un gran hobby. Y yo creo que ahora mismo hay una gran progresión en la gente que intenta decir cosas con el malabarismo, incluso comparado a hace 10 años. Ahora hay más gente intentando hacer secuencias, más que decir: “mira, hago 5 mazas”. Se presta más atención al ritmo que al truco, y me gusta mucho.

¿Crees que hay, en algunos sectores del malabarismo, una especie de obsesión por la investigación? Gente contantemente presentando nuevos movimientos y trucos, aunque estos sean horribles y aburridos, sólo por el afán de mostrar cosas nuevas.
Me parece muy “cool” que haya gente que investigue tanto, no quiero evaluarlo. Si les gusta, me parece bien, aunque a veces me parece que es algo parecido a masturbarse [risas]. Creo que detrás de la búsqueda tiene que haber una reflexión sobre qué significa a la hora de actuar, o cómo aplicarlo a la actuación.

¿Consideras que hay una corriente ahora que intenta esconder la falta de técnica bajo una máscara de movimiento o modernidad?
Puede ser. Aunque por ejemplo a mí me gusta mucho el circo escandinavo, porque hacen cosas realmente extrañas con muy buena técnica. Me parece la combinación ideal.

Cuando ves un número técnico, ¿Piensas: “oh, está bien, pero no me convence”?
No puedo ver un número de Anthony Gatto y decir: “es una cagada lo que haces”. Es una decisión. Si quieres ser el más técnico me parece perfecto, lo disfruto pero no me llega dentro, no transmite. Quiero un número que mueva emociones dentro de mí. Hay otros que, aunque son clásicos, sí transmiten emociones; como Kris Kremo, cuando lo veo me parece que se divierte.

¿Por qué subir un vídeo a Internet? ¿Tiene que ver con el ego?
[Risas] Todos tenemos ego, claro. Está la parte de decir “mira lo que hecho, cómo mola”, también está la parte de mostrar cosas que jamás haré en escena, y que me da pena que no se vean. También me gusta cuando subes un vídeo y hay comentarios que te lo agradecen, es guay, les das algo de felicidad y te la dan a ti. Lo que no se ve tanto son vídeos de circo que pretendan ser artísticos en sí mismos más que mostrar algo.
¿Quieres que tu hijo sea malabarista ?
Me da igual. Aunque ahora mismo no le gusta mucho cuando hago malabares porque significa que es tiempo que no estoy con él, y los rechaza [Matía, el hijo que tiene con Cristiana Casadio, tiene 3 años en el momento de hacer la entrevista] . Espero que él encuentre algo donde poner todas sus energías. Mi sueño sería que fuera un futbolista profesional. Soy tremendamente aficionado al fútbol. Sigo varias ligas europeas, no sólo la alemana. Me gusta el Borussia de Dortmund, también el Barcelona de ahora.

Matia y Stefan, con camisetas del EUCIMA y del blog, respectivamente

¿Qué es el malabarismo para ti?
El malabarismo es movimiento, no es el objeto, es siempre el cuerpo. Es el movimiento del cuerpo el que hace al objeto ser malabareado. También es ritmo, como tocar una batería, sólo que se ve, no se oye. Y también es una arquitectura que se forma momentáneamente en el aire; una metáfora de cómo se maneja el mundo exterior. Ah, y una forma de meditación.

lunes, 27 de mayo de 2013

Ración de vídeos del mes. Mayo 2013

Ya lo dice el refrán: cuando en mayo "enerea".... Bueno, pues eso, cada mes a hablar del tiempo, que siempre nos parece rarísimo y nos entretiene que da gusto. ¿Quiere hablar del tiempo con propiedad? ¿Quiere caer en el tópico mes tras mes? Bien, les dejo un sencillo esquema de cómo construir tu frase demoledora para mostrar tu estupefacción ante el tiempo del día que toque:

"Uf, qué [calor/frío/viento/lluvia], yo recuerdo que el año pasado por estas fechas yo ya estaba en [pantalón corto-tirantes/abrigo/chubasquero]". Y remátelo con un rotundo: "es que esto no es normal". Se quedará tan ancho y así habrá tema de conversación durante unos minutillos.

En fin, que me despisto y esto es un blog de circo (¿y cómics?). Toca ración del mes y se acumula el trabajo. Esto de ser videófilo es muy duro, tanto que poner en tan poco espacio....vayan desabrochándose los pantalones, que viene cargadito el menú.

1) Davel. Comenzamos con un amiguete, uno de los primeros que puse en estas ricas raciones, allá por los albores del blog. ¿Por qué repite? pues porque me parece un fiera de los sombreros, una persona muy interesante y porque lo conozco personalmente. Además, el vídeo es gracioso, está muy bien montado (buena Malala) y se atreve con algo tan polémico como el circo con animales. Estoy deseando ver la nueva creación que está gestando en Francia, Le Fumiste.



2) Michael Karas. Otro que ya ha pasado por este menú. Es un americano bastante creativo y con gran capacidad para coordinar sus rutinas con la música. En esta ocasión, se aleja de sus malabares verdes y decide recrear una sinfonía con pañuelos de papel. Como dice él, ¿qué pasa si combinas una flauta con la gripe? Genial.



3) Malabaristas con cabeza. Alguien se ha dedicado a recopilar fragmentos de vídeos de grandes malabaristas (y algunos desconocidos) botando una pelota en la cabeza. Se echan en falta más vídeos como este en el mundillo malabar, para mí ha sido una bendición verlo; me encantan los clásicos, te das cuenta de lo grandes que han sido algunos (ojo a Aleksander Kiss en el minuto 10).


4)  Tom Ball. Una grata sorpresa ver el número de este alumno de la Circus Space de Londres. Tengo que confesar que no soy demasiado aficionado a los aéreos por encontrarlos muy similares (y no saber mucho del tema, claro). Este número me ha parecido distinto, y me ha encantado. Gracias a Álvaro por el link.





5) Ron Beeri. Otro que ya sale aquí por segunda vez. El caso es que cuando son buenos, son buenos. Ron es un israelí afincado en Suecia que hace cosas tan bonitas con las mazas como esta. Es un número con un altísimo nivel técnico pero muy preocupado por la estética y las secuencias. Me ha encantado.


6)  Miguel Gigosos. Pucelano cursando Le Lido ahora mismo. Poco a poco ha ido sacando vídeos donde se puede ver cómo va dearrollando su propio estilo con bolas. En este último es, sencillamente, un bestia. Muestra viviente de que las combinaciones de 3 bolas son infinitas y de que siempre hay una forma inimaginable de coger ese lanzamiento. Buena Miguel, sigue así por favor.


7) Cía Triplex. Un oldie, como a mi me gusta. Sí, un vídeo de malabares del 96 se puede considerar ya casi antiguo, vista la evolución de la última década. Un número redondo de malabares de rebote, con cosas muy originales y muy pensado de cara al espectador. Encima sin fallo y con personajes. No le falta de nada.


Los chupitos, invita la casa:
  •  Alex Barron sigue con su cruzada por batir récords, ahora son 13 bolas.
  • Wes Peden saca un nuevo vídeo y en una semana tiene 5000 visitas y cientos de comentarios de gente flipando. Te guste o no su estilo, hay que verlo.
  • Buen resumen de lo que ha sido la Convención Británica (BJC) de este año. Sana envidia de lo que es un gran encuentro nacional. ¿Llegará en España pronto?
Terminar con Destino, corto de animación cuyo guión gestaron Walt Disney y Salvador Dalí en 1945 y que no ha visto la luz hasta 2003, gracias al empeño de algunos. Una joya.



Bueno, con esto me parece que podré saciaros.


¡Salud y mucho circo!

miércoles, 15 de mayo de 2013

Lo que fue el EUCIMA 2013

Terminó el V EUCIMA (Encuentro Universitario de Circo de Madrid). La nube de objetos, sostenidos durante un momento eterno en la "foto oficial" de los encuentros, con la carpa y un cielo nublado de fondo. El cansancio no impide tirar bien alto los malabares, mezcla de satisfacción y tristeza. Se acaba lo que tantas ganas tenías que llegara, lo que tanto has preparado. Al final se pasa volando, con la impresión de durar el encuentro tanto como se mantiene la maza en el aire. Miras alrededor y ves sonrisas, buena señal, parece que lo hemos vuelto a conseguir.



Era el viernes 26 de abril, el cielo encapotado nos confirmaba que la lluvia también se había preinscrito al encuentro, y sin pagar, la jodía. Advertidos estábamos, así que la infraestructura estaba preparada para evitar los grandes charcos de otros años, que para eso sirve la experiencia. Las tres y muchas cosas aún por hacer, está claro que por mucho que se planifique siempre las cosas pendientes se multiplican en el último momento. Primeros inscritos que acuden para disfrutar de todo lo prometido en esa batería de "merchandising" y "spam" que montamos todos los organizadores las semanas previas. Gente que comienza a montar las tiendas y a sacar los primeros malabares al aire. La Almudena va ganando color y ritmo.

Los más precoces al pabellón que nos cede la Universidad Complutense, allí les esperaba un espacio muy bien organizado: cinco secciones de aéreos (dos telas, trapecio, cuerda y cinta), zona acolchada para acrobacias y para el resto sitio de sobra para hacer corrillos, practicar o atender a talleres espontáneos o premeditados.


El Pabellón en ebullición. Foto: César Soriano.


Los de morado, mientras, a seguir puliendo cosas, que los que encuentros que uno monta no los disfruta demasiado; o sí, pero de otra forma. Llega la comida y la bebida para la barra y llega todo el equipo que nos presta la Asociación de Tres Cantos (Circo Diverso), imprescindible aportación. A montar luz y sonido por la carpa, que este año vuelve a haber generador que aguante toda esa potencia, aunque éste nos dé un buen susto cuando decide apagarse media hora antes del Open Stage.

El Open comienza puntual, sorprendentemente. Yaguete Filete y Mariano, los presentadores, llegan y ponen orden. Somos afortunados y contamos con un cartel de lujo: Mauro como espontáneo a las mazas, la Cía Caminante (Raquel Iniesta) y su atrevido número de danza, Torino que también arriesga y presenta un número de magia con aros chinos, y a Laura Olmedo al trapecio fijo. Este año teníamos el honor de que algunos de los que actuaban eran alumnos del Aula de Circo Chaminade, que cada vez tiene más volumen y nivel. Jesús y Clara con un bonito dúo de cariocas a ritmo de tango y María y Pablo otro dúo, esta vez de telas aéreas. Cerró el gran número de sombreros de Davel, que me sigue encantando.

Y casi sin descanso, una intensa sesión de reggae de la mano de la Asociación Organic Roots que envolvía perfectamente el ambiente que sólo da una carpa. Así se pasan las horas y te obligas a irte a dormir, que sabes que mañana queda trabajo, y del gordo. Algunos se acostarán empapados por tener que sanear todo lo que había anegado el agua, pero hay manos suficientes, se soluciona pronto y el desastre no llega a mayores.

Noche de fuego. Foto: César Soriano

El sábado amanece entre charcos. La carpa se despereza y prepara las actividades para la mañana familiar, el sitio ideal para captar nuevos adeptos al circo. El pabellón comparte, en perfecta armonía, actividades y talleres con un campeonato de kárate. Y algunos tenemos que irnos a la Escuela de Caminos a preparar la Gala. El día transcurre entre actividades, risas, agobios y grandes talleres por ilustres y anónimos.

EsteOeste. Foto: César Soriano

Sin darnos cuenta eran las 19:30 y se abrían las puertas del salón de actos. Se presagiaba un lleno absoluto que se confirmó: más de 500 personas reunidas para presenciar la Gala. Es conducida con el humor innato y disparatado que posee el dúo EsteOeste, fue una Gala de 2 horas de esas que se pasan rápido, salpicada de risas y de asombro. Abre Iván G. Torre, el miembro del Aula de Circo Chaminade que más está progresando, por ahora sin techo. Exhibición de verticales para dejar al público entregado. Bruno nos muestra las secuencias confusas e imposibles que se pueden realizar al manipular las mazas, dentro de un silencio exigido y abrumador. Rompe después Sandra, Susisan, que derrocha simpatía mientras ejecuta figuras increibles con los hula hoops. Jaime Figueroa, más bien su alter ego Fetuchini, consiguió llenar todo el auditorio de carcajadas mágicas, perfecto para llegar al descanso.

Iván G. Torre. Foto: César Soriano



Mambo Star en el passing de 10 mazas. Foto: César Soriano


Tras el intermedio donde algún niño encantador gana monociclos, se monta un concurso de mambo, pero sólo hay una pareja que se haya presentado, Mambo Star se hacen llamar y cierran su actuación llena de ritmo y patrones con un passing de 10 mazas. Desde el sur llega la Cía Tresperté, un trío de cuatro personas que, con cuidada escenografía, representan amores y enredos entre portes, torres y vuelos. Se acerca el final y es el turno de Pranay Werner, alemán, que presenta su número de diábolos que tanto ha girado con El Manicomio de los Horrores. Es un número potente y sincronizado, para todo tipo de público (malabarista o no), de los que te acaba levantando sin darte cuenta. Para el final queda Stefan Sing, un nombre que por sí solo dice mucho en el mundo malabar, que quiso aprovechar el EUCIMA para presentar su nuevo número de bolas. Sin música, con más humor, con su estilo marca de la casa y con esa presencia que tienen los grandes. Gran cierre para una gran gala que hizo salir con sonrisas a todos los presentes.

Stefan Sing. Foto: César Soriano



La batucada guiaba entre el frío el camino hacia la carpa, toca calentarse con fuego en los malabares. Comer algo entre el colapso de la barra y preparar un renagade con grandes momentos, pero que quizá merecía ser matado antes que agonizar. Y a seguir la fiesta, que ahora los deberes que quedan son menores.

El domingo es de descanso, pero a los malabaristas les da por competir. Las olimpiadas donde se pierde con sonrisa. Premios cedidos por la tienda de malabares patrocinadora que abren el apetito para la rica comida popular al abrigo de la carpa, cogiendo las fuerzas que quedan para la lanzada, el inmejorable final.

Las Olimpiadas. Foto: César Soriano.


Pero en verdad un encuentro no acaba ahí. Queda recoger todo, despedir a amigos, prometer nuevas ediciones, limpiar lo ensuciado, desmontar una carpa, hacerse fotos en grupo y planificar las últimas reuniones, malditas ellas.

Meses de reuniones viéndonos las caras en esa sala pequeña que nos cede el Colegio Mayor Chaminade. Gente en el suelo por lo numeroso del grupo, las caras nuevas preguntándose dónde se han metido, las caras viejas intentando ceder un testigo que no quieren soltar. Compartir ideas, opiniones y discrepancias y seguir formando grupo por el proyecto. Esta vez, las reuniones que quedan son más placenteras: la pequeña sala cambia por un pequeño bar llenito de raciones, que de pronto se transforma en una misteriosa Aula 3, donde la reunión se traviste de renegade y las horas forman una nube turbia que pasa fugaz, entre risas y anécdotas. 230 inscritos al encuentro completo y otras 70 que nos visitaron en algún momento bien se merecen este esfuerzo y estas reuniones (las placenteras y las serias). Y que el año que viene sean muchos más.
Los de morado
 
Gracias a todos los que os pasásteis, gracias a los que echásteis una mano, gracias a los que lo disfrutaron, gracias a los que actuaron. Gracias, muchas gracias, de parte de la organización (los de morado).


Por el EUCIMA 2014, 

¡Salud y mucho circo!

jueves, 9 de mayo de 2013

VII Encuentro de Malabaristas de Zaragoza, en Utebo. Por Irene Soria.


Irene vuelve a colaborar con el proyecto "Crónicas de Encuentros" y me envía este texto para ponernos los dientes largos a todos los que no pudimos ir a Utebo este año. Podéis ver más imágenes del encuentro en esta página de facebook. Fotografías cedidas por Mai. ¡Mil Gracias!


Tras el cambio de localización y por segundo año consecutivo Utebo, un pueblecito al noroeste de Zaragoza ciudad, acoge a un buen montón de amantes del circo y los malabares en la séptima edición de este encuentro referente en España, organizado por la Asociación deMalabaristas de Zaragoza (AMZ) del 12 al 14 de abril.

Al llegar el viernes pasamos por la mesa de inscripción a saludar a la organización y recoger la acreditación, entradas a espectáculos, camiseta y vaso reutilizable. Luego montamos la tienda en la zona de acampada entre objetos volando, saludos de amigos que no se veían hacía tiempo, risas y cirqueros que siguen llegado. Aprovechamos el tiempo hasta el primer espectáculo para curiosear los espacios, todos muy cerca unos de otros, lo que es de agradecer: una zona de acampada muy bien dimensionada, el enorme pabellón polideportivo con duchas de agua caliente y espacio para talleres y espectáculos, el Espacio Joven donde está la mesa de inscripción, el “fiestódromo” y la barra de desayunos/cenas/bebidas, las plazas de espectáculos de calle (estas un poco más alejadas, en el centro del pueblo) y EL bar que tenemos apuntado ya del año pasado donde ponen unos bocatas y pinchos increíbles.

Cía Tres Tercios

Al anochecer entramos al pabellón para disfrutar del Mañoret, un cabaret de circo protagonizado por artistas aragoneses de nacimiento o residencia. De la mano de los clowns Alfonso Palomares y Amparo Nogués de la Cía. Lagarto Lagarto fuimos conociendo a la Cía. D’Click compuesta por Hugo en el mástil y Daniel al Saxo que nos mostraron un número bonito, arriesgado y muy dinámico; la Cía. Tres Tercios en la que Eduardo Manazas, Nacho Centrípeto y Chéchare nos deleitaron con un número de passing de mazas con un ritmo trepidante que nos tuvo al borde del asiento; Alice en las telas nos mostró un número muy maduro y de calidad a pesar de su juventud; Juan Carlos Margallo nos dejó ver a su alter ego Malfario manipulando sombreros con esa personalidad tan tierna; Diego en las cintas aéreas (straps) hizo un número lento de mucha exigencia física; y cerró el show Rubén “Rubenik”, una joven promesa de la AMZ que nos animó a todos con los malabares.

Al terminar nos dio tiempo de cenar antes de comenzar el conciertazo que nos tenían preparado. Los Patillas tocaron temas de Rock’n Roll y música negra haciéndonos bailar sin parar, mientras en la barra no paraban de servir cenas y bebidas. Cuando terminaron se pasó a pinchar muy diversos estilos musicales hasta altas horas de la madrugada.

Amanda Righetti

Si se le puede hacer alguna crítica constructiva a este encuentro es el hecho de que la zona de acampada estuviese tan cerca de la zona de fiesta, lo que dificultaba bastante el poder descansar y dormir para aquellos menos fiesteros (o que al día siguiente tenían que impartir un taller por la mañana). Pero gracias a ello ganamos en seguridad y vigilancia de las tiendas y pertenencias.

El sábado por la mañana dieron comienzo los talleres: globoflexia, cariocas, bastón, acrosport y cómo impartir un buen taller. Al medio día se pudo disfrutar del espectáculo de calle de la Cía. Cirteani y su show de clown para toda la familia “Los Trotaclown”.

Por la tarde la mayoría de la gente estaba en los parques alrededor de la zona de acampada disfrutando del solecito y el buen tiempo que nos acompañó durante todo el fin de semana, un lujazo. A media tarde se pudo disfrutar de otro espectáculo de calle, la Cía. Zangaria Circo con el número “Tu vuelo, mi vuelo…” de danza contemporánea y mástil volante.

Cía Cirkcello

Por la noche fuimos con ganas a la Gala de Circo, sin duda el punto fuerte de este encuentro y de muy alto nivel este año. Siendo el payaso Dos Perillas el maestro de ceremonias, que hizo reír al público constantemente con su humor ácido, comenzó el número muy trabajado de mástil de Amanda Righetti; seguida por la Cía. Mambo Star con un show de passing muy divertido, dinámico y de mucho nivel; continuó el brasileño Darlan con un número de rueda cyr; después la Cía. Cirkcello mostró cómo combinar malabares y música en directo con un trasfondo tierno y bello con un ligero toque de humor; las carcajadas y lágrimas de risa vinieron después de la mano del clown Gromic; acto seguido Nahuel mostró un número de mazas atípico; casi terminando el alemán Daniel Görich nos ofreció su performance en cuerda indiana; y cerró esta super gala la Cía. Balusca con un numerazo de báscula minimalista pero tremendamente efectivo.

Gromic

Salimos del pabellón comentando lo que habíamos visto con un muy buen rollo en el cuerpo, que se siguió notando en el concierto de El Último Skalón, un grupo que nos hizo bailar de nuevo sin parar. Cuando terminaron y tras una breve pausa, comenzó el show/performance/DJ de Los Perracos Sound System, tres valencianos artistas circenses que consiguieron una mezcla óptima entre fiesta, música, renegade, vídeos de circo, participación y dinamización del público… ¡Para todos los gustos! La barra no paraba de servir, y la fiestaza se alargó hasta más allá de las 10 de la mañana del domingo, cuando los que no pudimos aguantar toda la noche nos topábamos, de camino al desayuno, con “cadáveres” de fiesteros tirados por el suelo y andantes cual zombies; debió de añusgárseles la penúltima. Curiosa mezcla de gente pidiéndose “la última” y otros desayunando leche chocolateada y magdalenas.

Daniel Görich

El domingo a medio día se celebró la clásica Olimpiada Circense, con pruebas como una carrera de biciclos para niños y niñas, gladiadores de contact con bola en la cabeza, resistencia de 2 diábolos en aire, verticales, 5 pelotas, equilibrio con 1 maza, gladiadores de monociclos, resistencia de 5 mazas, passing a distancia y los gladiadores de mazas. Cerró el encuentro la clásica lanzada de objetos al aire con foto final.

Aunque ahí no acabó todo, ya que la organización nos tenía preparada una comida comunal, lentejas para todos y todas, en modalidad vegana u omnívora. Con el estómago lleno y las cosas recogidas sólo nos quedaba despedirnos y agradecer todo el esfuerzo un año más a la organización y la adorable AMZ. Se os quiere.

 
¡AMZ, ra ra ra!

Irene Soria