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viernes, 31 de enero de 2014

Ración de vídeos del mes. Enero 2014

Empezamos el año con ilusión, mes de protestas ciudadanas, con éxitos por distintas vías. Tanto la Sanidad como Gamonal están de celebración. Se confirma que aquel "sí se puede" tan gritado era factible y real. Tampoco eso significa que haya que relajarse, la indignación sigue tras cada titular y no parece que la crisis esté sirviendo para aprender. Se debe seguir reivindicando y apuntando los desplantes y desprecios de cara a futuras papeletas. En mi papeleta llevo yo apuntados a los siguientes artistas, gente que inspira y entretiene, en medio del tumulto de indignación.
¿Y el parte meteorológico? Ah, sí, perdonad, parece que refresca, ¿no?

Pasen, hay sitio al fondo

1) Aaron Hakala y Lukas Ivanow. La báscula coreana es una disciplina de lo más espectacular y con afición creciente dentro de las escuelas de circo. Lo bueno es que empiezan a verse números que se salen de lo clásico y juegan a romper, ya sea por lo teatral como por la burrada. Estos dos alumnos de la DOCH sueca pertenecen al segundo grupo. Y se han currado además este trailer tan molón de su número.


2) Caterina Suttin. Un bonito vídeo de hula hoop, de esos que ponen de buen humor y además sirve para ver cositas. Manipulaciones con aros de distintos tamaños, mucho juego corporal y la sensación de que ella se lo pasa pipa, que es de lo que se trata. Ah, el vídeo está realizado por Kyle Johnson, otro de esos a los que "hay que seguir"


3) Gustavo Pérez. Reto monociclista. Este gallego decidió un buen día hacer 111 km en monociclo, así, sin drogas ni nada. A través del Camino de Santiago, no sólo lo hizo sino que lo plasmó en este bonito documental realizado por su hermano. Enhorabuena, dan ganas de subirse a un monociclo.


4) Breakdance Korea. Las batallas de breakdance suelen aportar siempre momentos de asombro. De un tiempo a esta parte, los breakers están introduciendo elementos grupales, con coreografías acrobáticas. El resultado es completamente diferente a los ojos de la acrobacia clásica, pero igual de impresionante. Todo más sucio, menos estético, pero igual de espectacular.


5) Svetlana Bakunova. Me encantan los sombreros, es así. Si ofreces un número bien planteado, con movimientos elegantes, y la dosis de habilidad que uno espera del malabar, tienes una actuación que merece la pena. Si además añades un elemento de sorpresa como es ese perchero, sobre el que se ha investigado y jugado con cabeza, el resultado es muy bueno. Taras Pozdnjakov (Raw Art) parece haber encontrado el toque que hace a los números de circo atractivos.


6) Felix Adanos. el rincón "oldie" contraataca. Me parece importante saber de dónde venimos, es básico para descubrir que el "está ya todo inventado" no está muy lejos de la realidad. El vídeo muestra unas raras imágenes de este "gentle juggler" con algunos trucos muy imitados posteriormente. Ojo que muchas de estas actuaciones fueron en el primer tercio del siglo pasado. Leeros su biografía, impresionante, bien recogida en eJuggle.com.


Las guindas:


Espero que hayan quedado satisfechos, el mes que viene más.

¡Salud y mucho circo!

miércoles, 29 de enero de 2014

Artes escénicas, ¿sanadoras? Por Davel Puente y Rafa Peñalver

Una capa de misticismo ha convivido siempre con el aspecto más comercial del oficio de realizar espectáculos. Los payasos sagrados eran considerados por los nativos americanos como personajes importantes para el funcionamiento de la tribu, al mismo nivel que el chamán. Para los indígenas americanos, como los Hopis, los Oglala o los Lakota, el camino del payaso sagrado también era un camino espiritual que sanaba el alma del grupo. En Europa los falsos magos fueron tomados por verdaderos hasta que los desenmascaró Robert Houdin a finales del siglo XIX y en Estados Unidos, en la misma época, los Medicine Shows mezclaban números de variedades con un charlatán que vendía elixires curativos al público.

Curanderos. Fuente

En la actualidad no se espera de un espectáculo que sea curativo. La medicina occidental se ocupa de manera oficial de la salud de las personas y las artes escénicas forman parte, exclusivamente, del sector de la cultura y el entretenimiento. Sin embargo, las terapias alternativas se han nutrido del poder energético de las actuaciones en directo. Tanto para el público como para los artistas, es fácil encontrar actividades de risoterapia, teatro curativo, danza tántrica, esencia en escena o flamenco sanador entre otros.

El pasado mes de Octubre en el Teatro Circo Price de Madrid volvió a presentarse el Cabaret Místico de Alejandro Jodorowsky. Un espectáculo que se pone como objetivo ayudar a los espectadores a encontrar su propia “verdad auténtica para llegar a una Consciencia plena.” En este Cabaret Místico personas del público suben a escena a compartir los problemas que les impiden llegar a la felicidad, y guiados por Jodorowsky, el público realiza actos sanadores.

Eckhart Tolle. Fuente
Eckhart Tolle, autor del éxito de ventas El Poder del Ahora, presenta la consciencia plena y la unión con el momento presente como el método para alcanzar la iluminación y abandonar el sufrimiento. Llevar a cabo un espectáculo requiere focalizar tu energía en tu presencia, es decir, en tu capacidad de vivir el momento presente para llevar al público contigo. Un público que observa ayuda a entrar en el trance de olvidar todo lo demás, apagar la mente y concentrarse por completo en el momento presente. Muchos artistas han vivido o experimentado fuertes cambios físicos y anímicos después de una actuación, y una gran parte del público también.

¿Es posible explicar de una manera racional las experiencias, en apariencia mágicas, que muchas personas parecen haber vivido a raíz de ver un espectáculo en directo? 

Desde un punto de vista biológico, subirse a un escenario supone una situación de estrés, similar a la presentada ante una situación de peligro. Es en esos momentos cuando el cerebro activa, de forma inconsciente, el Sistema Nervioso Autónomo (SNA). El SNA es la parte involuntaria del Sistema Nervioso Periférico, todo aquél que se encuentra fuera del cráneo y la médula espinal, una red de nervios que van desde dicha médula a todos nuestros órganos. El SNA es el encargado de controlar funciones como el ritmo del corazón, la dilatación de los vasos sanguíneos, el tamaño de la pupila, los movimientos de las vísceras (como el intestino) y la secreción de sustancias por parte de las glándulas (como puede ser el páncreas o las glándulas del sudor). Es involuntario y la mente sólo puede influir parcialmente sobre el mismo. El SNA se divide en dos partes casi contrarias: el Sistema Nervioso Simpático (SNS) y el Parasimpático (SNP). Mientras que éste último es el encargado de regular las funciones relacionadas con el reposo y la digestión, el SNS es el que se activa en situaciones de estrés.

Sistema Nervioso Periférico


En estas situaciones de peligro, el SNS produce adrenalina, encargada de preparar al cuerpo para la acción: aumenta los latidos del corazón y el flujo de sangre a los músculos y el cerebro, mejora la respiración y permite que haya más azúcar en sangre disponible para gastar. Dilata nuestras pupilas para ver mejor y aumenta la temperatura corporal. También tiene efectos que nos pueden resultar poco útiles en escena, como que se deja de producir saliva y se seca la boca, o aumenta la sudoración y se empapa la ropa y las manos. Además produce ese nerviosismo y temblor que tan poco ayudan sobre el escenario.

Se ha demostrado que el estrés agudo mejora el sistema inmunitario de forma temporal, y además, tras la situación de peligro (igual que después de hacer ejercicio, con la risa o tras una relación sexual) se producen endorfinas, hormonas con efectos muy similares a los de la morfina, produciendo bienestar y disminuyendo el dolor.

Todos estos mecanismos pueden explicar esa sensación placentera del escenario, esa mejoría del humor y la reducción de las dolencias y males, aunque sea de forma temporal. Además, como animal social que somos, disfrutamos de realizar actividades en conjunto con un objetivo común, como puede ser un buen espectáculo. Cuando uno “se mete al público en el bolsillo”, lo hace partícipe de las emociones propias y éste también producirá esas endorfinas tan beneficiosas, y tan necesarias. También hablar de los problemas de uno con los demás (bien guiado, como en el ejemplo de Jodorowsky o por un psicólogo) hace que uno pueda analizarlos desde otro punto de vista y, seguramente, permitirle dar el paso a afrontarlos mejor.

Todos estos factores unidos pueden ser el motivo de estas “sanaciones milagrosas”, aunque la magia del escenario difícilmente podrá reducirse sólo a procesos químicos y biológicos, siempre habrá ese “algo más” que lo hace tan especial.

Pista de circo vacía. Fuente

Artículo escrito por Davel Puente y Rafa Peñalver para el número 39 de la revista Zirkólika

viernes, 24 de enero de 2014

La iniciación al cómic

A los cómics sólo les veo ventajas: son rápidos de leer, atractivos, y su formato permite que el número de historias sea ilimitado, como en cualquier otro arte, pero con el añadido de que el factor visual juega un gran papel. He leído unos cuantos cómics y cada uno es distinto: algunos con dibujantes excelsos e historia pobre, grandes narradores dibujando garabatos, historias sin formato definido mezclando texto y dibujo, sin límite de viñetas o la mezcla de todo lo anterior. Todos tienen algo que las hace interesantes y han sido escasísimas las ocasiones en que me he sentido decepcionado por un cómic.

Cuando hablo a la gente que leo cómics, la respuesta más común es: "uf, yo es que desde Astérix y los Mortadelos, ya no he vuelto a leer cómics". Como también pasa con el circo, en España seguimos teniendo asociada la palabra cómic al tebeo infantil. Ojo, que eso no es peyorativo ni nada, releídas algunas de las obras que habitualmente hemos consumido todos de niños (Tintín, Astérix, Mortadelo, Superlópez, Zipi y Zape, etc), descubres referencias que de pequeño no entendías, buenas historias y, sobre todo, relatos muy entretenidos.

Poco a poco esa idea se va superando y cada vez hay más presencia del cómic en las librerías (aunque en muchas sigue junto al libro infantil). El paso dado por el término "novela gráfica", con sus grandes y pequeñas historias, el tremendo éxito de Maus, la adaptación al cine de algunos tebeos (con mayor o menor suerte) y la ampliación de su espacio en los dominicales o revistas de cultura, han contribuído a la generalización y normalización del cómic.

De vez en cuando encuentro gente a la que consigo convencer para que se adentren en esta "nueva perspectiva" del cómic, y suelo recomendar aquellos que creo que dificilmente defraudarán. Igual no sirven para hacer a otro adicto a los cómics, pero al menos sé que en su cajón mental donde están los cómics ya existen nuevas perspectivas y otra visión del mundo de la viñeta. Aquí recopilo esta lista de libros que yo disfruté enormemente y que recomiendo siempre que puedo. No pretende ser una lista de "mejores" cómics ni nada de eso, sólo libros que a mí me gustan y que creo que pueden hacer cambiar la visión del cómic a quien no los lee habitualmente.

1) Maus, de Art Spiegelman. Imposible no empezar por él. Es EL CÓMIC. Spiegelman consiguió un buen puñado de premios (incluido el primer Pulitzer a un cómic) por el relato de un superviviente de Auschwitz, su padre. Parece simple, pero elabora un lenguaje único, un relato magistralmente bien llevado donde combina la metáfora de los personajes animalizados del pasado con las charlas actuales con su padre. Imprescindible y obligado.



2) Arrugas, de Paco Roca. En España tenemos también grandes autores. Roca supo dibujar esta obra de arte, un pequeño relato en la vida de Emilio y su viaje por la vejez y las arrugas de la mente. Con gran sencillez refleja un drama como la demencia senil. Imposible no emocionarse con esta historia que bien mereció el Premio Nacional de Cómic en 2008. Por cierto que todo lo demás que ha dibujado Paco Roca merece mucho la pena.



3) Persépolis, de Marjane Satrapi. Otra grandísima historia. Marjane habla en primera persona sobre su infancia y juventud en Irán, coincidiendo con el derrocamiento del Sha Reza Pahlevi y la subida al poder del régimen islamista.  Una historia llena de reflexiones sobre la patria, la religión, la imposición y la libertad.


4) Frank Miller. Este autor americano decidió en los 80 que revolucionaría el mundo del cómic con cada libro suyo. Primero en 1986 con Batman, el regreso del caballero oscuro, que supuso giro completo al concepto de cómics de superhéroes y rescatando a Batman de un injusto olvido. Luego hizo otras obras maestras cambiando constantemente de registro, como la violenta (pero irremediablemente atractiva) Sin City, o la revisión de la batalla de las Termópilas en 300.



5) María y yo, de Miguel Gallardo. Bellísima historia de quien fue un dibujante de la subcultura ochentera con Makoki. Gallardo cuenta cómo son unas vacaciones con su hija María, afectada de un trastorno del espectro autista. Con sencillez, naturalidad y sin dramas.



6) Bone, de Jeff Smith. Esta premiadísima obra fue publicada en forma de serie desde 1991 hasta 2004. Trata de las aventuras de tres pequeños seres blancos y narigones que salen de su Boneville natal para verse involucrado en una gigantesca odisea llena de peligros, seres malignos, romances y hazañas.



7) Cualquiera de Joe Sacco. Este periodista americano-maltés es el máximo exponente de un estilo poco habitual: el "comic-periodismo". Centrado en el conflicto palestino (Palestina: en la franja de Gaza y Notas al pie de Gaza), también se ha atrevido con la guerra yugoslava (Gorazde, zona protegida y El mediador), cuenta con dibujos realistas los relatos que le cuentan los entrevistados en las zonas investigadas. Todo lo envuelve correctamente en el contexto histórico y situa al espectador. Curiosamente, él se dibuja a sí mismo caricaturizado en medio de personajes crudos y tremendamente realistas.



8) Píldoras Azules, de  Frederik Peeters. Otra novela gráfica que relata con sencillez lo que, en apariencia, parece un tema muy delicado. A modo autobiográfico, Peeters relata su relación con Cati, una chica excepcional que tiene un hijo de 3 años previo. Lo que cambia toda la perspectiva de esta relación es que Cati y su hijo son seropositivos. A partir de ahí es un relato que normaliza absolutamente una enfermedad que hasta hace pocos años era sinónimo de muerte.



9) El número, de Thomas Ott. Inquietante historia de un número que parece salir en todas partes y que cambia la vida de quien lo recibe. Narrado en forma de planchas grabadas, sin diálogos ni texto, es un libro turbador que impide apartar la vista hasta que uno lo termina. El misterio de la secuencia 73304-23-4153-6-96-8, narrada impecablemente por Ott.



10) El Jueves. Sí, soy consciente de que esta revista rechina en este listado. Pero es así, me declaro muy fan de esta publicación semanal. Gracias a mi padre que lo compra religiosamente desde los primeros números y me picó el gusanillo. Salió a la luz en 1977 y este pasado octubre superó a La Codorniz como el semanario de humor más longevo de la historia de España (1900 números, casi ná). Formada por una plantilla de dibujantes de lo más variado, en sus páginas se combinan crítica social y política con humor, cada uno desde su punto de vista, sin olvidar el toque gamberro y transgresor.



Me dejo muchísimos en el tintero, pero creo que para empezar no está nada mal. Podéis estar o no de acuerdo con la lista, pero mi mejor consejo es que vayáis a una biblioteca y cojáis 3 cómics al azar y los leáis tranquilamente en casa. Así es como se descubren grandes historias, autores geniales y de pronto os véis envueltos en la tinta, los recuadros y los bocadillos.

Otras listas de cómics:

domingo, 12 de enero de 2014

Entrevista a Miss Mara, por Julio Penedo Iglesias


Resulta que mi abuelo, Julio Penedo Iglesias, era escritor, periodista y pintor. Colaboró con muchas revistas y periódicos a lo largo de su vida, entre otras la revista LARMA, que editaba quincenalmente el departamento de divulgaciones científicas de los Laboratorios R. Malo de Molina (ya extinto), a modo de entretenimiento y autopromoción. Entre otras muchas personas, entrevistó a grandes artistas de circo de su época dorada, los años 60. He tenido la suerte de encontrar estas entrevistas estas navidades y las he transcrito para compartirlas con mucha ilusión. Aquí dejo la primera, a Miss Mara, en su estreno en Madrid, justamente menos de un mes después de que nos llegara la triste noticia de su fallecimiento



MISS MARA, LA TRAPECISTA ESPAÑOLA QUE TRIUNFÓ EN EL RINGLING DE NUEVA YORK, ACTÚA POR PRIMERA VEZ EN MADRID.

A las seis de la tarde, a pleno sol, los leones y los tigres duermen repantingados en sus jaulas de hierro y bostezan como los señores en las butacas de los casinos de los pueblos pequeños.
Las inquietas moles grises de los elefantes, intranquilas y sudorosas bajo la lona, cogen hierba con la trompa y la esparcen sobre sus espaldas.

Para llegar a la vivienda-remolque de Miss Mara hay que atravesar por donde están las fiestas. Mara es sevillana, Mara me dice que tiene veinticinco años acabados de cumplir. Mara es morena y menuda. Se casó a los diecisiete y tiene una niña de siete años y su marido también es español. Mara y yo hablamos sentados fuera, al lado de su vivienda, en dos butacas que su marido nos sacó de dentro.

¿A qué altura trabaja en el trapecio?
En el Ringling siempre he trabajado a cuarenta pies. Sin embargo eso depende de la altura del circo, pues trabajo siempre pegada a la lona.

¿En qué consiste su trabajo más peligroso?
En la resbalada de talones.

¿Qué es lo que usted hace en el trapecio que no hagan las demás trapecistas?
Precisamente esa resbalada de talones, con el trapecio en movimiento. Este ejercicio, los que lo hacen, lo efectúan sin vuelo. Sin embargo, me gustaría que no fuese yo la única, pues así el circo siempre sería ameno. 

¿Qué opina de Pinito del Oro?
Es una buena trapecista, aunque su género es muy distinto al mío.

¿Le ha impresionado mucho el accidente sufrido recientemente por esta artista?
Sí; y precisamente ese mismo día me impresionó también la noticia del accidente de un compañero mío del Ringling [Se refiere a la caída del alambrista americano Harold Azana, que cayó desde una altura de diez metros y las lesiones sufridas le obligaron a retirarse del circo]

¿Ha sufrido usted algún accidente?
Pequeños, bastantes. Por ejemplo el de Albacete del año 1948. El accidente más grave que he sufrido me ocurrió el 4 de septiembre de 1953 en Tacoma, Washington. Es una fecha que no olvidaré nunca. Me fracturé la espina dorsal, tuve conmoción cerebral, me partí los huesos del tobillo derecho y me deshice el hombro del mismo lado. El tobillo lo tengo sujeto con dos tornillos de platino. Este accidente me obligó a pasarme dos años retirada del circo, andando en una silla de ruedas. Los médicos me dijeron entonces que no podría volver al trapecio. Me caí a las nueve de la tarde y recobré el conocimiento a las doce de la noche. Tan pronto como volví en mí, dije que quería sanar pronto para empezar de nuevo. El circo me atrae como un imán. A veces me duele la cabeza o me encuentro resfriada y al salir a la pista, con el ruido de la música, se me pasa todo.



¿Ha pensado alguna vez abandonar el trapecio?
Nunca.

¿Su afición favorita aparte de su profesión?
Dos: los toros y el cine. Admiro a las personas valientes, por eso de los toreros que he visto últimamente me gustó Chamaco. Recuerdo mucho a Manolete.

¿Su actuación más emocionante?
La vez que actué en el Madison Square Garden. Creía que una mujer tan pequeña como yo no se iba a ver en aquel recinto tan grande, pues como usted sabe, es el mayor del mundo. Aquella noche tuve un éxito apoteósico.


Mara me habla de su hermano Tonito, que tiene diecinueve años y que es también un alambrista único en su género, pues da el salto mortal hacia delante y hacia atrás, sin pértiga. En Estados Unidos le llaman “The Second Concolino”. Mara se fue muy joven a Norteamérica, en donde se formó. Trabaja en el trapecio desde los siete años. Me dice que una artista de su género no da todo lo que tiene que dar hasta los dieciocho o diecinueve años. Actuó últimamente durante cinco años seguidos en el Ringling de Nueva York, el circo más famoso del mundo entero, ganando seiscientos dólares semanales. Su gran ilusión es triunfar también en España.

Ahora, Mara está actuando en el Circo Americano, en Madrid, siendo ella la atracción máxima del espectáculo. Me invita a verla actuar. Es algo sorprendente. Trabaja sin red y todos sus ejercicios los ejecuta del travesaño hacia abajo, con el trapecio volante, sujeto sólo por la nuca o por los talones.

De regreso de su actuación, la más aplaudida de todas, la más justamente ovacionada, hablo con una Mara sudorosa con los talones sangrando, con la nuca casi en carne viva. Me explica que llevaba algunos días sin ensayar, por culpa de un resfriado, y que se le reblandeció la piel y que hasta que le vuelva a hacer callo se hará daño todas las veces. Aquí gana cinco mil pesetas diarias. Estará dos meses en España y regresará de nuevo a Estados Unidos.


Miss Mara, la célebre trapecista española, es una chiquilla morena, menuda, que se ha vuelto golondrina. Por eso Mara, todos los días vuela impecablemente bajo la lona del circo. 

Entrevista publicada en el número 4 de la revista Larma. 18 de mayo de 1958.

martes, 7 de enero de 2014

Los surcos del azar, de Paco Roca

Paco Roca (Valencia, 1969) lo ha vuelto a hacer. El autor que en su día ganara el Premio Nacional de Cómic por su magistral Arrugas ha demostrado que es capaz de superarse cómic a cómic.



En esta ocasión lo hace con su última novela gráfica: Los surcos del azar (Astiberri, 2013). En ella cuenta la historia de los miembros de "La Nueve", una compañía del ejército de la Francia Libre durante la II Guerra Mundial, compuesta por excombatientes españoles de la Guerra Civil. Este grupo de españoles se vió forzado a huir de su país tras perder la guerra, quedando entonces en África, en tierra de nadie, pasando de semiesclavos a combatir por Francia en la guerra de Túnez. Curiosamente el destino les tendría guardado un guiño: acabar siendo los primeros en entrar en París y liberarlo de los alemanes, al mando del general Leclerc. Para ellos no hubo diferencias entre esas dos guerras, siendo ocho años dedicados a su lucha contra el fascismo.



El relato se construye a través de conversaciones con Miguel Ruiz, un excombatiente de dicha compañía, allí conocido como Miguel Campos, y que vivió el exilio en Francia, donde se quedó. Roca utiliza dos visiones para la novela. Una, en la batalla, donde vemos el conflicto en ojos y vivencias de Miguel. En la otra, somos testigos de la propia entrevista a Miguel Ruiz, donde vemos a Paco Roca desnudarse, mostrar el proceso creativo y cómo una simple entrevista se convierte en algo más, en una convivencia con Miguel en la que nos acaba confesando las dudas sobre lo que está haciendo. Se plantea, y nos hace partícipes, si el hecho de convertir a una persona en personaje, casi para lucro personal es ético o no.



En ejercicio sobresaliente de narración, que evoca al Maus de Spiegelman pero toma un cariz diferente al plantearse su propio sentido, llevando a la reflexión. Además con un estilo ágil y llevadero, con dibujo agradable y realista, que casi quita importancia a los importantes acontecimientos que cuenta, pero que los humaniza y deja con los pies en la tierra. El resultado es una trama muy sólida que aporta un gran realismo a todo el relato. Quizá se echa en falta un breve texto introductorio, como hace Joe Sacco en sus cómics periodísticos, para poder situarte en el contexto temporal que aborda, aunque pronto quedas situado en la propia novela.

El nombre lo toma de los versos de Antonio Machado, de sus Proverbios y Cantares (Campos de Castilla): "para qué llamar caminos a los surcos del azar". Esos surcos se reflejan en el cómic, cualquier pequeño gesto o decisión te lleva por unos caminos inesperados y marcan tu ruta vital, quedando entonces como surcos en la memoria.

Así, se convierte automáticamente en una obra básica del panorama nacional y Paco Roca en autor imprescindible y muy sólido. Todas sus obras, sea cual sea el tema, están muy bien hechas. Eso tiene un tremendo mérito, consiguiendo haberse convertido en un autor de obligada lectura.




Para saber más: