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miércoles, 30 de diciembre de 2015

Mirada al 2015

Año intenso donde los haya, en lo personal y en lo colectivo. Por desgracia ha sido un año de guerras, de terrorismo desbocado, del Oriente Medio cada vez más destruido, de injusticias sociales, de dramas migratorios, de caos climático, etc. Por suerte también ha sido un año interesantísimo en cuanto a elecciones (4 en un año), con un fin del bipartidismo y lo que sana eso la democracia, de futuros cercanos positivos, del comienzo del fin del ébola, etc. 

En lo personal un año de cambios, todos en positivo. Por el nuevo hogar, por el fin de un ciclo laboral-formativo e iniciar otro ciclo laboral muy interesante,  por el nuevo EUCIMA que ya se está gestando, por la infinidad de proyectos circenses en los que me estoy involucrando, todos ilusionantes y, por supuesto, por Alicia.




Vamos a aprovechar para ver qué tal se ha portado el 2015 en el blog que, pese a la escasa aportación, creo que ha sido muy interesante.



 No está nada mal. Sólo me queda dar las gracias a todos los que os pasáis por aquí de cuando en cuando, a los que comentáis y a los que leéis en silencio. También a todas esas personas a las que quiero y con las que he podido compartir pequeños (y grandes) momentos este intenso año, ellas ya saben quienes son y si no, me encargaré de ir haciéndoselo saber a lo largo de 2016.








Por desgracia, echaré mucho de menos a Krahe, menos mal que nos quedan sus canciones.


¡Salud y mucho circo en 2016¡

lunes, 7 de diciembre de 2015

¿En qué piensa Wilbur?

En el número 6 de la calle Fernando el Católico hay un pequeño y acogedor bar llamado "La Bruschetteria de Françoise". En él está Víctor Ortiz, más conocido como "Wilbur", junto con Carlos Such, amigo común. La idea era hacer una entrevista, pero con Wilbur no hay cabida para formatos encorsetados, su cabeza está desordenada, igual que su pelo rizado. La charla entre amigos deriva en un sin fin de anécdotas y risas. Víctor no es Wilbur, pero hay algo del personaje en él. En la distancia corta es tímido y tranquilo, pero para él es inevitable ver el lado gracioso de la vida y buscar la risa, propia y ajena. 




Víctor Ortiz nace en Alicante en 1981. A los 5 años acaba de forma casual apuntado en el club de gimnasia artística de su ciudad. “Mi padre quiso meter a mi hermano en la gimnasia, mientras le hacían las pruebas de selección, yo hacía el loco en las escaleras, al final me cogieron a mí”, recuerda Víctor. Allí es entrenado por Javier Amado “mi segundo padre, lo veía más que a mi familia” y comienza a competir. Destacó en campeonatos nacionales, sobre todo en los aparatos de suelo, salto y barra. “Era un año menor que Gervasio Deferr, coincidíamos en los campeonatos. Él y Oriol Combarros eran ya los buenos en España, los guays. Yo solía llevarme oro o plata, pero cuando competían ellos no había forma; aunque ahora me llevo muy bien con 'Uri'”.

Reconociéndose como un gimnasta más técnico que físico, recuerda la dureza de un deporte como la gimnasia: “Exige muchísimas horas a la semana, de lunes a sábado, sacrificas muchos planes, siendo adolescente es duro. Yo ahora lo recuerdo con gracia, pero he llegado a llorar, sobre todo con las sesiones de flexibilidad; contaba las horas que quedaban para la siguiente sesión, era horrible”.

Su carrera deportiva le llevaba hacia el Centro de Alto Rendimiento en Madrid a los 16 años, pero una lesión y una selección algo enrevesada truncó este camino. “Me habían escrito del CAR de Madrid, llegué a tener la maleta preparada junto a la puerta de mi casa esperando la confirmación durante unos días. Hubo un rollo un poco raro y acabaron metiendo a un cubano, el caso es que al final me quedé sin mi oportunidad y dejé de competir. No me hundí, pero fue una noticia que me jodió”, recuerda el acróbata.




Como toda su vida había girado en torno al gimnasio, Víctor siguió yendo a entrenar. Allí estaban sus amigos y podía practicar break, “por esa época tenía varios vídeos de break-dance en VHS, me encantaba. Conocí a un chico que iba al gimnasio y hacía break, empecé a practicarlo y salir a bailar. La gente flipaba conmigo porque en seguida me salían todos los movimientos y porque era mucho más joven que ellos. La base que da la gimnasia te permite aprender rápido”. Así es como comienza a fusionar las acrobacias y el break, grabándose en una pequeña cámara para luego analizarse. Es ahí cuando decide recopilar todos sus movimientos y sacar un vídeo en Youtube en 2006 llamado 'Acrobacias y acrosport', con miles de visitas (ver su canal de vídeos).



Es en esa época cuando se encuentra con 'Piti' (José Ignacio Úbeda), un malabarista de Donyet Ardit que entrenaba allí y con el que hizo buenas migas. Así conoce el circo y Piti se lo lleva a hacer bolos (actuaciones) con él. Pero mientras descubría este nuevo mundo Víctor intentaba ganarse la vida: “nunca fui un buen estudiante, era muy disperso, de hecho lo sigo siendo, me pasaba las clases dibujando”; por lo que empieza a mirar salidas laborales “trabajé un verano de carnicero en el Mercado Central, en un puesto de una prima de mi padre, fue divertido, pero creo que me pagaron en total 1000 pesetas o algo así”, recuerda entre risas. “Después acabé en una farmacia, de repartidor, me saqué la FP de auxiliar de farmacia y entregaba los pedidos con mi Kangoo, estuve así 3 años. Era la época que comenzaba a actuar con Piti y con alguna empresa de animación, llegó un momento en que no podía compaginar todo”. Entonces Víctor se dio cuenta de algo importante: “lo de la farmacia no era lo que quería ser y lo dejé; por azar descubrí una vocación, el circo, y no volví a buscar otros trabajos”.


Wilbur (D) medallista junto a Javier Amado (2ºD)


El nombre de Wilbur nace en Elche, en el festival Elx al Carrer, en uno de los bolos de Piti. “Una hora antes del espectáculo no sabíamos qué ibamos a hacer, y Piti se dio cuenta que no tenía nombre artístico. 10 minutos antes de salir a escena comencé a leerle todos los folletos y panfletos que teníamos cerca, decía un nombre y le miraba y él negaba con la cabeza. En un momento dado leí Wilbur (creo que de un equipamiento de sonido) y asintió, poco convencido. En el show dijo mi nombre un millón de veces y como había amigos viéndonos todo el mundo comenzó a llamarme así. Al final le he cogido cariño al nombre y me gusta”.

Es en esa época en la que conoce a Antonio Gómez, otro 'machaca' de gimnasio con el que congenió desde el principio. “Es mi mejor amigo, nos dedicábamos a entrenar como bestias en el gimnasio haciendo acrosport. Él siempre ha sido muy deportista y muy fuerte, de hecho me portaba a mí y en cierta forma me cuidaba, porque tenía la cabeza más cuadriculada que yo. Me ha salvado de más de una caída y de más de una pelea. Fuimos al primer campeonato de España de acrosport en Salamanca y lo ganamos”. Antonio se fue a Madrid a estudiar Ingeniería de Caminos y dejó el circo, pero la amistad permanece, “hemos compartido piso varias veces, de hecho ahora volvemos a vivir juntos”, afirma (nota: se le puede ver junto a él en esta gala del III Encuentro de Malabaristas de Alicante).




Enamorado de la sensación de libertad que transmite el circo, en contraposición con la rigidez de la gimnasia, Wilbur va aprendiendo a base de observar y de probar en escena, sin ir a cursos ni escuelas. Hacer reír era lo que más le atraía, “siempre me ha gustado hacer el tonto, a mi entrenador lo tenía frito con mis bromas. En el circo podía desarrollar mucho esa parte, la del payaso, ya que la base técnica ya la tenía de sobra”.

Cansado de la escasez de trabajo levantina, decide probar suerte en Madrid en 2008. Allí conoce a David Morales “El Capitán Maravilla” y se integra en su espectáculo Mono A Mono B. Una época difícil ya que, tras dedicar un año de preparación y montaje, jugándose los ahorros, el espectáculo sale de gira en 2010, en plena crisis. Pese a ello van a muchos festivales y triunfan, “era un show muy potente, diferente, frenético, dos locos vestidos de monos, con mucha referencia a películas y conectando muy bien en escena. Al público le encantaba, lástima que costara tanto de mover y montar, llegamos a comprar un camión para poder transportar todo”. Del Capitán Maravilla sigue aprendiendo técnica del humor y es él el que le recomienda hacer un espectáculo en solitario. Nace así “Piensa en Wilbur”, primero como número de 10 minutos para galas, luego como show de 1 hora.



Habiendo dejado Mono A y Mono B en 2014, ese año presenta de forma inesperada una gala de circo en el CircArte de Alicante, que funciona. “Después vino el EUCIMA (Encuentro Universitario de Circo de Madrid) me piden presentar su gala. Yo había actuado en 2012 allí en solitario, pero me dijeron que quería que presentara y me lancé; la sorpresa es que era en el Price y ante 900 personas. Me lo preparé con tiempo y para mí fue brutal, una gran experiencia, creo que gustó mucho”.  La multitud de galas y eventos que ha presentado posteriormente dan fe de su éxito como presentador, un papel que no tenía planeado,  “me gusta mucho, pringas y tienes responsabilidad, pero tienes mucha libertad, me encanta presentar”.



Cuando se le pregunta por aficiones fuera del circo, Víctor responde sin dudarlo, “me gustan los números de humor, sobre todo el absurdo; sigo viendo vídeos de break-dance; me relaja mucho pintar y me gustan las películas, sobre todo los thrillers y las antiguas. Los genios clásicos como Chaplin, los hermanos Marx o el Gordo y el Flaco me fascinan. Nos creemos que ahora la gente está inventando muchas cosas y hace 80 años se hacían barbaridades geniales”. Pese a que su personaje es un bailón empedernido, reconoce que le cuesta bailar en serio, “es curioso, he bailado tanto haciendo el tonto que bailar en serio me da vergüenza, aunque me guste. Eso sí, en pareja soy un desastre bailando, lo mío es más en individual, aunque siempre acabe haciendo el idiota”. Y se reconoce enamorado, pero de Flow “es mi perro, un Staffordshire Bull Terrier negro, muy social y más simple que un cubo, me encanta”.

Mirando al futuro, Víctor está planeando un nuevo show largo en solitario. “Me voy a vivir a la Sierra para crearlo allí con tranquilidad mientras continúo el show actual. Quiero centrarme más en el clown, sin tanto texto, aunque usando acrobacias mientras me permita el cuerpo. No quiero alejarme de Wilbur, que es un personaje que funciona”. Actualmente ha entrado a formar parte de Clandestino, adult cabaret, en el recién estrenado Gran Teatro Príncipe Pío de Madrid.



Antes de despedir la entrevista, Víctor reflexiona sobre el circo: “a actuar se aprende actuando y te tiene que ver gente. Soy muy lanzado pero en ocasiones es muy duro, yo me he llegado a quedar en el coche sin poder salir antes de mi primera actuación en solitario en el Retiro. Los comienzos son difíciles, eres muy malo y comes mucha mierda, pero vas aprendiendo y te acabas haciendo bastante lanzado. Es una profesión muy bonita y muy dura”.

Gracias a Carlos Such por ayudar en esta entrevista
Fotografías cedidas por Víctor "Wilbur" Ortiz

jueves, 3 de diciembre de 2015

El futuro Centro de Documentación Circense necesita la ayuda de todos

En la escuela de circo Carampa se está retomando una gran iniciativa: crear un Centro de Documentación Circense. Una maravillosa noticia que, debido a la falta de apoyos institucionales, se ha volcado en una campaña de crowdfunding para lograr financiarlo. Cualquiera puede apoyar el proyecto y disfrutar de él. Un proyecto que viene de lejos y que su promotor, Javier Jiménez, contesta a esta entrevista explicándolo brevemente.  




¿Qué es un Centro de Documentación Circense?
Eso me pregunto yo, porque ya he intentado hacerlo un par de veces y las dos veces lo he tenido que dejar a medias. Una en el Price y otra en la EMCA (la extinta Escuela Municipal de Circo de Alcorcón). Los dos primeros años del Price, a mi me contrataron para un departamento, que ya no existe, el departamento de documentación. Eramos dos, una chica, Nefer, y yo. Pero parece ser que hacer un Centro de Documentación oficial requiere muchas cosas, así que se desistió de la idea, me pasaron al departamento de hacer de todo un poco y de ayudar al director artístico y eso fue lo que me llevó a la calle. Lo intenté de nuevo en la EMCA, pero cuando el alcalde nos quitó la subvención, nos tuvimos que reinventar la EMCA, pues los cursos no podían ser tan baratos como antes. 

En Carampa se me pidió que fuera a la EMCA a ocuparme un poco de las pocas clases que había y de organizar los ensayos de los grupos que solicitaban el espacio. Tenía mucho tiempo libre, así que me puse a ordenar los libros de Carampa, que junté con los míos, que empezaban a ocupar demasiado espacio en mi casa. Lo mismo con los videos y dvds. Empecé a colgar pósters de las paredes, y a poner librerías en una de las habitaciones. Ordené los libros. Fotografié las cubiertas y los coloqué. Estaba todo listo, casi a un  par de semanas de la fecha de inauguracón, el alcalde se enteró de que no nos habíamos ido, de que aguantábamos ahí sin la subvención y decidió echarnos, sin más. Sin darnos demasiado tiempo. Así que tuve que empaquetar de nuevo todos los libros , videos, dvds, revistas, postales, promos, etc. Así que no sé muy bien qué es un Centro de Documentación  Circense, no me han dejado saberlo. Pero imagino que es como un Centro de Documentación cualquiera pero dedicado al circo





¿De dónde sale el material allí reunido?
Como ya he dicho, son libros o material de Carampa, algunos libros cedidos por Donald, otros regalados por amigos o socios y muchos de mi colección privada, tanto de libros como de videos. Me he pasado muchos años buscando material, libros viejos, videos de circo, era un poco obsesiva mi afición.

¿Cuándo empezó tu afición al coleccionismo de material de circo?
La verdad es que siempre he sido un poco coleccionista. Mi padre coleccionaba sellos, vitolas, cucharillas de café, jarras de barro e hijos —somos 8 hermanos—, así que me parece que lo heredé de él.  Siempre, desde que fundamos la AM (Asociación de Malabaristas) he ido recopilando material, las revistas, las publicidades de los grupos y los pocos videos que había por entonces. Un libro sobre freaks que contaba historias maravillosas sobre ellos me hizo comenzar mi colección de libros, primero todo el material que encontraba sobre freaks, y luego más tarde comencé con el circo. Tenía un amigo alemán, un coleccionista especializado que también vendía,  que me aconsejaba qué libros pillar. Me he gastado mucho dinero en todo eso, porque después me encapriché de los pósters de circo polacos, de los sellos de circo, las películas con algo de circo, los libros de la lista de Toole Stoott, en fin, en vez de comprarme una casa a plazos, me compraba libros de viejo sobre circo en todos los idiomas. Ahora que he dejado de comprar compulsivamente, me he atrevido a comprar mi casa.

¿Por qué consideras importante que exista ese Centro de Documentación?
Es importante, es evidente. Cuando teníamos la biblioteca/videoteca operativa en Carampa, antes del youtube y todo eso, nuestra colección ya era importante y muchos alumnos y otros profesionales de circo han gastado muchas horas viendo videos u ojeando lilbros. Ahora queremos hacer eso mismo, pero con más material y todo más ordenadito y clasificado. 




¿Hay otros similares en Madrid o España?
Que yo sepa, solamente hay una biblioteca en 9Barris, en Barcelona, con una sección importante de circo. Nuestra colección es mucho más grande. Hay y habrá otras colecciones, alguna de libros más importante que la nuestra, pero no tienen esa vocación de estar abierta al público. Creemos que puede inspirar y servir a nuestros alumnos y que con el nuevo Grado Universitario de Circo de la Universidad Juan Carlos se va a utilizar bastante. 

¿Por qué un crowdfunding?

Nuestras cuentas, nuestra economía —las de Carampa— no son demasiado sólidas, nunca sobra dinero. Siempre andamos raspados, así que cuando planteé la necesidad de sacar los libros de las cajas, porque ya llevaban dos años en un almacén y los dueños ya habían empezado a preguntarse cuándo los iba a sacar, e hicimos cuentas vimos que teníamos que pedir un crédito. Los créditos nos asustan un poco, así que decidí probar con el micromecenazgo. Sabía que hay mucha gente que conoce la colección, que ha disfrutado de parte de ella, en la carpa o en la EMCA, que me han pedido información y se la he facilitado sin pedir nada a cambio, así que confiaba en que habría bastante gente que nos apoyaría y así está siendo. Las aportaciones son generosas. Hay más aportaciones de 50 € que de 10 €, me encanta, pero yo quiero que todos mis amigos pongan 10 € porque quiero regalarles dos entradas para cualquier cirkabaret. Echo de menos a los patronos de 10. ¿Me ayudas a conseguirlos?




¿Para cuándo calculáis que va a estar listo?
Estará listo en marzo. Tenemos previsto una fiesta de inauguración, un cirkabaret Centro de Documentación el 12 de marzo, así que para ese día tiene que estar todo listo. Ya hay mucho avanzado por todo el trabajo que hice en la EMCA, aunque hay que actualizar bastantes cosas, podría estar operativo muy pronto y seguir clasificando y ordenando sobre la marcha. Lo importante es sacar los libros de las cajas y colocarlos en las estanterías.  

¿Cómo podremos usarlo los aficionados al circo?
 Los interesados pueden hacerse socios del Centro por muy poco dinero, unos 10 € al año. No se podrán sacar los libros. Son para consultar in situ, pero facilitaremos el trabajo de todos los que quieran investigar sobre la historia del circo o sobre otros temas relacionados con el circo. Los alumnos y  profesores de Carampa y los socios de la AM tendrán acceso al Centro sin tener que pagar esos 10€, pero habrá un horario de uso. La colección es valiosa y hay que protegerla.


Muchas gracias Javi, por la entrevista, por las imágenes y por la iniciativa. Todos los aficionados al circo estamos deseando que este proyecto salga adelante y lo podamos disfrutar.